En las profundidades del sur, un visitante antiguo y conocido regresa, imperturbable ante las fronteras y los calendarios. La ola de frío, ese fenómeno meteorológico tan temido como esperado, hace su entrada triunfal en Uruguay a partir del 17 de mayo de 2024, marcando un intervalo donde el clima decide desafiar la resistencia de los locales y poner a prueba sus abrigos más pesados.
El Instituto Uruguayo de Meteorología (INUMET) no ha dado esta noticia a la ligera. Ha observado meticulosamente los movimientos de una masa de aire frío de origen polar, un viajero solitario que recorre miles de kilómetros para sumirse en la cotidianidad uruguaya. Entre el viernes 17 y el domingo 19 de mayo, el termómetro jugará entre los 13ºC y 15ºC en sus máximos, mientras que las madrugadas se atreverán a desplomarse por debajo de los 6ºC. La precisión de estos números no es casualidad, sino resultado de avanzados modelos meteorológicos que vigilan la atmósfera con ojos digitales.
Sin embargo, la formalidad de un «aviso de ola de frío» requiere más que un simple descenso en los termómetros. La normativa dicta que deben ser al menos tres días consecutivos donde tanto las máximas como las mínimas se mantengan por debajo de umbrales específicos, meticulosamente calculados y ajustados según la estación y la geografía del país. Este rigor científico es lo que separa un frío casual de una verdadera ola de frío, una distinción que INUMET no toma a la ligera.
El frío no entiende de límites administrativos; su presencia se hará sentir en cada rincón del país, desde Artigas hasta Treinta y Tres, pasando por Montevideo, donde el bullicio urbano quizás logre atenuar un poco su mordida gélida. Canelones, Colonia, y las restantes departamentos se preparan también, cada uno ajustando su realidad a esta pausa climática que impone la naturaleza.
Este episodio de frío es más que un simple capricho del clima; es un recordatorio de la impredecibilidad de nuestro entorno y de nuestra capacidad para adaptarnos y seguir adelante. Las charlas en las calles, los encuentros casuales en las plazas y el vapor de un mate caliente se convierten en pequeñas resistencias contra la mordida del frío. Así, entre previsiones y prevenciones, los uruguayos se preparan para recibir a su viejo conocido, armados con la mejor información y, por supuesto, con una buena capa de ropa.