Montevideo, 6 jun (EFE).- Cientos de personas dieron este jueves el último adiós a Amelia Sanjurjo, una de los 197 desaparecidos por la dictadura cívico-militar en Uruguay (1973-1985), cuyos restos fueron hallados el 6 de junio del año pasado.
Una larga fila de personas se congregó desde la mañana de hoy en la Universidad de la República para despedir a Sanjurjo, después de que el fiscal especializado en Delitos de Lesa Humanidad Ricardo Perciballe confirmase el pasado 28 de mayo que esos restos pertenecían a ella.
«Amelia Sanjurjo Casal, ¡presente!» y «Hoy, Amelia vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo. Nunca más terrorismo de Estado», podía leerse en las pancartas desplegadas en la fachada de la universidad, junto con la imagen de Amelia sonriendo a la cámara.
«Estos compañeros lucharon por recuperar una democracia en plena dictadura y se merecen recibir este homenaje (…) Son héroes», destacó a EFE el integrante de la asociación Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos Javier Tassino.
Algunos de los asistentes depositaron flores y otros no podían contener las lágrimas ante la urna que contiene los restos de Sanjurjo, con una placa en la que se podía leer su nacimiento y la fecha en la que su cuerpo fue encontrado.
Ahora, la que fue descrita como una mujer «dulce y de gran temple» y «militante de alma», descansará en el cementerio del montevideano barrio de La Teja.
«Ojalá se haga justicia con la forma cruel en que apareció Amelia: desnuda, boca abajo, enterrada en cal y cubierta con una plancha de un metro setenta; eso es una brutalidad», rememoró Tassino.
Cuando se hizo pública la identificación de los restos de Sanjurjo, el fiscal Perciballe anunció su intención de presentar un escrito para la reapertura de la causa por su asesinato, que en la actualidad se encuentra archivada.
Preguntado por este asunto, el integrante de Madres y Familiares aseguró sentirse convencido de que la Fiscalía de Derechos Humanos reabrirá el caso.
«Se trabajó durante un año incansablemente para saber a quién pertenecían esos restos; se podría haber resuelto antes porque quienes participaron y estuvieron ahí no dijeron cómo se llamaba, lo reclamamos muchas veces pero al final lo logramos», añadió.
Al final del velatorio, se leyó una carta en la que la familia de Amelia Sanjurjo -que vive fuera de Uruguay- manifestó sentirse emocionada y recordaró que su padre y su hermana murieron sin saber qué había sido de ella.
«Es a esa mujer valiente que murió defendiendo una causa a quien hoy recordamos y homenajeamos (…) Que este homenaje sirva para reafirmar el compromiso con la búsqueda, la memoria, la verdad y la justicia», sentenciaron.
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