Montevideo, 24 jun (EFE).- La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reconoció a Uruguay como «un faro de esperanza» tras la reciente creación de los programas de Residencia por Arraigo y de Reconocimiento Prima Facie de la Condición de Refugiado.
Karmen Sakhr, representante regional de Acnur para el sur de América Latina, aseguró este lunes a la prensa que el mundo se encuentra atravesando tiempos difíciles y que el sistema de asilo se encuentra amenazado.
En concordancia con esto, enfatizó: «Cuando tenemos todas estas noticias, llega Uruguay con estas dos decisiones muy valientes y muy grandes».
Durante un evento enmarcado en el Día Mundial del Refugiado, llevado a cabo en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, donde se inauguró la muestra fotográfica ‘Esperanza lejos del hogar’, Sakhr también habló de la situación de los refugiados a nivel mundial y aseguró que está empeorando.
«120 millones de personas desplazadas. Cada minuto 20 personas deben huir. En Latinoamérica yo creo que la situación es mala, pero no tan mala. Hay un sentimiento de solidaridad, de acogida, que existe», dijo.
De acuerdo con esto, hizo hincapié en el número de venezolanos que salieron de su país y remarcó que la gran mayoría se quedaron en América Latina porque allí se sienten como en su casa.
Por su parte, el vicecanciller de Uruguay, Nicolás Albertoni, destacó el reconocimiento de la Acnur y apuntó que la Residencia por Arraigo y el Reconocimiento Prima Facie son «dos buenos pasos» de un país que fue el primero en el mundo en poder concretarlo.
«Dos procedimientos que van a facilitar mucho el reducir la incertidumbre de una población que es importante, como lo es la solicitante de refugio acá en Uruguay», remarcó.
El programa de Residencia por Arraigo creado por Uruguay permitirá regularizar la situación de unos 20.000 migrantes -la mayoría nacidos en Cuba- que podrán tramitar la residencia.
Por otro lado, el país sudamericano aprobó un mecanismo de aprobación acelerada para aquellos casos que lo ameriten por parte de los venezolanos que solicitan refugio, que son unos 3.500.
«Siempre vamos a ser un país abierto a la migración. De hecho, somos un país hecho de inmigrantes», concluyó Albertoni, quien destacó la importancia de que exista un marco normativo claro.
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