Por Alejandro Prieto
Montevideo, 6 jul (EFE).- Tan centenario como entrañable, el vínculo inmortalizado en letras de tango y anécdotas futbolísticas que unió al legendario cantante Carlos Gardel con el Fútbol Club Barcelona aterriza en un museo de Uruguay con una muestra apoyada por el Gobierno de Cataluña en el Cono Sur.
Pintadas de negro, las paredes de la sala realzan el contraste de las fotografías a través de las cuales el Museo de Historia del Arte (Muhar) de Montevideo invita a emprender un viaje en el tiempo: julio de 2024 se diluye para dar pie a un día de 1925.
Es que fue entonces cuando el ‘Zorzal Criollo’ llegó a España para debutar en el Teatro Goya de Barcelona y entabló allí las amistades que, como asegura a la Agencia EFE el delegado del Gobierno de Cataluña en el Cono Sur, Josep Vives, inspiraron la muestra ‘Gardel, socio de honor del Barça’.
«Barcelona en los años 20 era una ciudad cosmopolita, bulliciosa (…) y en ese momento también se daba otra eclosión, la del fútbol como fenómeno de masas», cuenta Vives sobre el contexto de ‘Belle Époque barcelonesa’ en que Gardel cruzó caminos con varias figuras del Barça.
Magos del tango y del balón
Según acota quien se desempeñó por seis años como portavoz del FC Barcelona, fue en sus salidas nocturnas que el tanguero más famoso, cuyo lugar de origen está hasta hoy en disputa, coincidió con estos.
Además de a Ricardo Zamora, considerado entonces el mejor portero del mundo, la célebre voz de «Volver» o «Por una cabeza» conoció al extremo Emilio Sagi Barba, hijo de un barítono al que admiraba, y a Josep ‘Pepe’ Samitier, «la primera gran estrella» del equipo.
Fue a este último, según destaca quien ideó con la Intendencia de Montevideo la muestra, al que Gardel dedicó un tango llamado ‘Sami’, cuya letra conservada en el centro de documentación del Barça se proyecta en la sala de la exposición.
Sin embargo, el vínculo fue más allá, a lo que, resalta Vives, Gardel fue «espectador de excepción de la final de los tres partidos» de la Copa del Rey de 1928 que el Barça se disputó con el Real Sociedad.
«El último partido lo gana 3-1 y en ese partido en el Sardinero, el estadio de Santander donde se jugó, estaba Gardel entre el público; también Rafael Alberti, uno de los grandes poetas españoles de la Generación del 27 y junto a ellos José María de Cossío, el gran éxito de la tauromaquia española de la época», apunta.
Una final legendaria
En el partido, cuenta, al portero del Barça, «un húngaro muy grande que se llamaba Franz Platko», lo hirieron en la cabeza y parecía que no volvería hasta que apareció vendado, lo que «le dio un espíritu mayor a los jugadores» y, añade, «la leyenda dice que quien le puso la venda fue el mismo Gardel».
«Eso lo podemos dudar un poco. De lo que no vamos a dudar es que esa escena inspiró un poema de Alberti», expresa Vives, quien explica que luego Gardel, declarado «socio de honor», acompañó una gira sudamericana por Argentina y Uruguay en la que el Barça siempre contó con su aliento.
Con fotografías que atestiguan estos encuentros, para Vives la muestra, en pie hasta el 20 de julio, puede servir tanto para mostrar otro costado de un club famoso por sus estrellas como para ahondar los lazos históricos entre Cataluña y la región rioplatense que las anécdotas ilustran.
«Cuando acaba el partido (…) los jugadores cantaron festivamente el himno de Cataluña y Gardel les acompañó en ese canto, de modo que a nosotros también nos emociona muy profundamente en ese vínculo tan estrecho que mantenemos todavía hoy», redondea sobre otra anécdota de la mítica final de 1928.