Por Santiago Carbone
Montevideo, 5 ago (EFE).- Autor de uno de uno de los tantos con los que Uruguay selló en 1950 el histórico ‘Maracanazo’ frente a la selección de Brasil, Juan Alberto Schiaffino contó cada detalle de dicho encuentro en un libro que nunca pudo sacar a la luz.
Comenzó a hacerlo tras el final de su carrera como futbolista y concluyó una primera parte en 1974. Luego le agregó análisis de los distintos Mundiales que se jugaron y llegó hasta el que se disputó en España en el año 1982.
«Este un verdadero tesoro para el fútbol uruguayo y para el fútbol internacional», dice durante una entrevista con la Agencia EFE el periodista Eduardo Rivas, quien recibió los manuscritos de manos de un sobrino del quien fuera jugador de equipos como Peñarol o el italiano Milán.
‘La memoria de Schiaffino’
Mientras recolectaba material para un proyecto que se encontraba llevando a cabo, Rivas se reunió con familiares de los futbolistas que defendieron a Uruguay en 1950 y uno de ellos fue Raúl Schiaffino.
Una vez finalizada la entrevista, el sobrino del exjugador le mostró una carpeta que tenía guardada, en la que el periodista encontró las hojas escritas con una máquina de escribir y con varios dibujos.
Si bien el sobrino del campeón mundial dudó sobre el interés que podría generar el material, Rivas subraya que enseguida le indicó que este era «sumamente interesante» por todo lo que incluía.
«Mantiene una vigencia colosal en muchas cosas. Ni que hablar de lo que contaba de su carrera, de lo que representó, por ejemplo, Maracaná. Pero es muy meticuloso en cuanto a todo lo que ha escrito», puntualiza.
Ya con el material en su poder, Rivas comenzó a compilarlo en el libro ‘La memoria de Schaffino’ -de Editorial Planeta- cuya primera edición salió en julio de este año.
El más grato recuerdo
Como no puede ser de otra manera, uno de los principales temas que Schiaffino trató en su libro fue la histórica final del mundo disputada el 16 de julio de 1950 en el Maracaná de Río de Janeiro.
Aquel día y ante cerca de 200.000 espectadores, Uruguay se impuso por 1-2 a Brasil en un encuentro que comenzó perdiendo y que solo le permitía coronarse consiguiendo una victoria que logró con una espectacular remontada.
«Participar en el Campeonato Mundial de 1950 constituía para mí algo nuevo, que excitaba mi curiosidad. Representaba, por otra parte, vivir una experiencia inédita en mi carrera deportiva, que podría abrirme nuevas perspectivas, amén del honor de reeditar el papel de quienes con tanto brillo nos antecedieron en la defensa de la clásica casaca celeste», escribió en su libro el autor del primer tanto, quien falleció en 2002 a los 77 años.
Allí también recordó los anteriores partidos, el difícil encuentro frente a España en el cuadrangular final, la dramática victoria ante Suecia y el recibimiento de los fanáticos de Brasil a su selección, que definió como «apoteósico, ensordecedor e impresionante».
También se detuvo en el relato de su gol en la final y lo destacó como «el más grato recuerdo» de su carrera deportiva.
La principal revelación
Sobre aquella jornada, Rivas asegura que la principal revelación que encontró en el libro de Schiaffino es que el exfutbolista aportó de su puño el dibujo del sistema táctico que Uruguay.
«Rompe con toda la tradición oral y escrita que todos teníamos sobre la distribución de los futbolistas uruguayos en cancha», sostiene.
«Lo explica, pero lo dibuja con nombre y apellido de cada uno de los jugadores. Y ese es un documento para mí de enorme importancia. Y te diría que la principal revelación que tiene ese libro, por lo menos para mí desde el punto de vista deportivo», resume.
Por otro lado, el periodista recuerda las connotaciones sociales que tuvo el ‘Maracanazo’ y no olvida que los deportistas que se enfrentaron aquel día cultivaron una amistad.
«Los uruguayos sentían que era difícil celebrar a viva voz lo que habían conseguido, porque sabían también lo que les generaban los brasileños. Y ahí nació una amistad que me parece que es un poco la ideal del deporte», dice Rivas.
En concordancia con ello, añade que los futbolistas «dieron una lección de deportividad» al nunca hacer alarde de su conquista e indica que esa es «otra gran parte de Maracaná».
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