En la histórica y heroica ciudad de Paysandú, un susurro culinario se transformó en un rugido de creatividad y tradición durante la 20ª edición de COCINARTE 2024.
Este evento, que se llevó a cabo del 15 al 18 de agosto, no solo fue una celebración del arte culinario, sino también un escenario donde la historia, la identidad y la innovación gastronómica se entrelazaron en un espectáculo que rindió homenaje a los sabores y a los ingredientes locales. En un rincón del país, en la Escuela Técnica de Colonia-UTU, un grupo de jóvenes visionarios no solo cocinaba, sino que escribía un capítulo vibrante en la crónica cultural de Uruguay.
La competencia, que reunió a más de 160 estudiantes divididos en 54 equipos, fue testigo de la destreza de seis estudiantes colonenses que llevaron el alma de su tierra al plato. Tiziana Nieves, Martina García y Karen Fernández, bajo la tutela del chef y profesor Andrés Rodríguez, lograron capturar la esencia de Colonia en un menú que evocaba los paisajes y los aromas del departamento. Con una precisión que recordaba a los mejores artesanos, presentaron un plato principal llamado «Fusión Sacramento», donde el crujiente de un pollo relleno con hongos y queso Colonia, bañado en una salsa de eucalipto, se encontraba con la tierra a través de un risotto de remolacha y parmesano local. El postre, una sinfonía llamada «Frescura Mix», unía el dulzor intenso del chocolate y los frutos secos con la frescura inesperada de una panacota de jengibre y menta, culminada con una ganache de chocolate blanco y frutos rojos al vino tinto.
Pero este relato no sería completo sin mencionar a Lucas Carro, Ayelen Franggi y Nazarena Larrama, quienes no se quedaron atrás en esta travesía sensorial. Su plato principal, «Santa Rita», homenajeaba al pescado Patí en una salsa agridulce de vino blanco, abrazado por el calor de los morrones asados y la suavidad de las papas fondant, acompañados de una emulsión de zanahoria y queso parmesano local. El postre, «Cúpula del cielo», con su base de red velvet coronada por un cheesecake de queso crema de la zona, escondía un corazón de frutos rojos al vino, una oda a los sabores más profundos y sofisticados de la región.
Cada bocado que estos jóvenes cocineros ofrecieron al jurado fue más que un acto culinario; fue una declaración de amor a su tierra, una reafirmación de que la gastronomía no es solo el arte de cocinar, sino el de contar historias con ingredientes que laten al ritmo de su origen. La victoria en la categoría de estudiantes no fue simplemente un reconocimiento al talento, sino una reafirmación de la importancia de mirar hacia dentro, de entender que en lo local reside lo universal.
La delegación de Colonia no viajó sola en esta odisea. Fue respaldada por la Asociación Turística del Departamento de Colonia y la Cámara Gastronómica de Colonia, que se aseguraron de que los productos locales, esos que hablan del terroir y del alma de su gente, estuvieran presentes en cada plato. Con el apoyo de empresas como Supermercado Económico, Verdulería El Tano, Delicatesen Mateo Collazo, Pollería Castelli y Colonia Green Factory, estos jóvenes no solo cocinaron, sino que tejieron una red de colaboración que une a productores, chefs y educadores en un esfuerzo común por preservar y celebrar lo que hace único a Colonia.
COCINARTE 2024 fue mucho más que un concurso; fue un espacio donde la tradición se encontró con la vanguardia, donde el pasado y el futuro se dieron la mano en una danza de sabores que, como un buen vino, se añejan y mejoran con el tiempo. La gastronomía, en este rincón del mundo, no es simplemente comida; es cultura, es identidad, y es, sobre todo, un recordatorio de que los mejores relatos se cocinan a fuego lento, con los ingredientes que nos da la tierra que llamamos hogar.