En Corea del Sur, se ha implementado un innovador sistema de gestión del agua de lluvia que permite su reutilización para la limpieza de calles y el riego de jardines. Esta iniciativa es parte de un esfuerzo más amplio por desarrollar infraestructuras urbanas inteligentes y sostenibles.
El proceso consiste en la recolección del agua de lluvia a través de una red de canales y depósitos subterráneos. Posteriormente, esta agua es bombeada y distribuida mediante un sistema hidráulico para ser utilizada en labores de limpieza urbana y en el riego de espacios verdes, optimizando así los recursos hídricos.
La idea de carreteras que se limpian por sí mismas se basa en tecnologías avanzadas, como superficies ultra lisas fabricadas con materiales hidrófobos que repelen el agua y facilitan la autolimpieza. Aunque todavía en fases experimentales en muchas partes del mundo, Corea del Sur ha adoptado un enfoque pragmático al utilizar agua no potable para estos fines, proponiendo un modelo que podría replicarse en otras ciudades globales.
El mantenimiento y la limpieza de las carreteras no solo cumplen una función estética, sino que son esenciales para la seguridad vial. La acumulación de suciedad y desechos puede incrementar el riesgo de accidentes, lo que hace que estas innovaciones tecnológicas sean cruciales para reducir las tasas de mortalidad en accidentes de tráfico.
Este enfoque sostenible no solo representa un avance en la gestión urbana, sino que también ofrece una solución efectiva frente a la creciente preocupación por la escasez de agua en muchas regiones del mundo.