Por Concepción M. Moreno
Buenos Aires, 31 ago (EFE).- El «sueño» de jóvenes que aspiran a convertirse en bailarines profesionales es el horizonte que persigue una iniciativa en Argentina que expone 27 pares de puntas de ballet intervenidas artísticamente o con firmas de personalidades de diversos ámbitos para su posterior subasta.
La Fundación Julio Bocca, creada en 1998 por el exbailarín argentino y nuevo director artístico del Teatro Colón de Buenos Aires, convocó a diversas personalidades del mundo de la moda, del deporte, del arte y el espectáculo para decorar 26 pares de zapatillas de ballet con la idea de rematarlas en una puja benéfica para dotar de becas a jóvenes sin recursos que quieran formarse en la danza.
Lentejuelas, pinturas de color, arte vinculado a la naturaleza y autógrafos de famosos son algunos de los motivos que pueden verse en esas puntas, convertidas ahora en piezas de coleccionista; especial valor tiene el vigésimo séptimo par, una donación de la exbailarina Paloma Herrera, unas zapatillas usadas por ella y con su rúbrica.
«Me pareció que era más personal si daba las mías, le puse mi firma y unas marquitas que siempre hago, pero, bueno, pienso que lo especial es eso, que son las que yo usaba. Es más, tienen mi nombre porque fueron hechas a medida. Cada uno siempre tenía sus propias zapatillas», indicó a EFE la exbailarina de 48 años que fue, con solo 19, la artista más joven en alcanzar el rango de figura principal en el American Ballet Theatre (ABT), de Nueva York.
Pese a ser amiga de Julio Bocca, con quien ha trabajado en varias ocasiones, y conocer el trabajo de fundación «hace un montón de tiempo», reconoció que «nunca» había colaborado con ellos, por lo que, en cuanto tuvo esta oportunidad, no lo dudó.
La familia de artistas formada por el cantante argentino Ricardo Mollo y la actriz uruguaya Natalia Oreiro -la única vitrina que tiene tres puntas y no solo un par, porque incluye una por su hijo, Merlín Atahualpa-; el exfutbolista y entrenador Martín Palermo; la exmodelo Valeria Mazza; y la exactriz y presentadora de televisión Susana Giménez son algunos de los nombres descollantes de una lista en la que también hay empresarios, diseñadores y artistas plásticos.
Uno de ellos, el artista plástico Yari Casanova, criado en Gualeguaychú (noreste de Argentina), ciudad marcada por la tradición de su carnaval, «empapado de arte y carros estudiantiles», optó por crear una pieza única, en la que las puntas, cual frutos, están imbricadas en un complejo tallo, según explicó a EFE.
«Me imaginé un árbol de cristal que sale de un cuadro donde su fruto más preciado son las zapatillas de ballet y sus cisnes. Traté de darle mucho brillo y que se refleje mucho las luces de la obra», detalló a EFE este artista de 43 años, que usó sus conocimientos en plástica, escenografía y arquitectura para este trabajo.
Los pares de zapatillas permanecerán expuestos en el vestíbulo del Teatro Colón de Buenos Aires, considerado el mejor templo lírico de toda América Latina, hasta fines de septiembre, cuando pasarán a la sede de la Fundación Julio Bocca, también en la capital porteña, antes de ser subastados.
Durante la presentación de esta exposición y posterior puja, el director ejecutivo de la fundación, Carlos Repetto, destacó que «la juventud argentina necesita mecenas, con el esfuerzo que significa ser bailarín».
Por ello, resaltó la importancia de la puja de esas piezas de coleccionismo: «Aquí dentro hay un sueño de un pibe en un rincón de Jujuy que necesita venir a Buenos Aires a bailar. Hagamos eso posible».
Una de las figuras presentes en dicha presentación fue la diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada, quien en esta ocasión no intervino ninguna zapatilla, aunque expresó su deseo de hacerlo «el año que viene».
La creadora y empresaria de 68 años, quien se encuentra en Buenos Aires hasta el 3 de septiembre en plena promoción de varios trabajos suyos, se definió como «loca de amor por el Teatro Colón» y «muy amiga» de Bocca, quien le encargó el vestuario de ‘La bella durmiente’, cuando este era el director artístico del Ballet del Sodre, en Uruguay.
Quienes ahora podrán despertar serán quienes, gracias a las becas concedidas por esta fundación, puedan estudiar danza en Buenos Aires y así cumplir su sueño.