Rosina Gil, reconocida primera bailarina del Ballet Nacional del Sodre, se despide hoy de los escenarios en un evento que marcará el final de su carrera en esta compañía. Esta última función será un momento cargado de emoción, en el que interpretará dos coreografías icónicas: la innovadora Minus 16 y una suite de El lago de los cisnes. Gil, quien ha reflexionado profundamente sobre este momento, expresa que ha imaginado tanto su despedida que siente como si ya hubiera ocurrido.
En una emotiva entrevista con El País, Gil revela sus deseos para esta ocasión tan especial, mencionando que le gustaría subir al escenario a su abuela, su madre y otros familiares para que reciban el aplauso que siente que les pertenece. Además, se muestra conmovida por los mensajes de agradecimiento que ha recibido, destacando su asombro ante el hecho de que el público le agradezca por algo que ella ama hacer: bailar.
Al pensar en el futuro, Gil confiesa que la idea del «día después» le provoca cierta inquietud. Mientras sus compañeros del BNS inicien los ensayos de la próxima obra, Cenicienta, ella estará en casa, aunque con un nuevo proyecto en marcha. A finales de septiembre, debutará como coreógrafa con la obra Amor en la sala Hugo Balzo, un proyecto que, según afirma, le viene perfecto para esta transición. Esta nueva faceta en su carrera, centrada en la coreografía, la tiene muy intrigada.
Gil también tiene sueños y aspiraciones para esta nueva etapa de su vida, entre ellos, el deseo de vivir de la coreografía y montar su propia compañía de danza contemporánea. Además, no descarta la posibilidad de explorar otras disciplinas artísticas, como el canto y la actuación, lo que considera podría extender su presencia en los escenarios.
Durante la pandemia, Gil se sumergió en el mundo de la escritura, y como resultado, escribió y protagonizó la obra Varada. Actualmente, está escribiendo sus memorias, que se titularán After Ballet, la imperfecta vida de una bailarina, un libro que, según sus propias palabras, tratará sobre las etapas del duelo, la aceptación y la transformación.
Rosina Gil ha tenido una carrera notable, que comenzó a una temprana edad en la Escuela Nacional de Danza, continuando con su paso por compañías internacionales y una destacada participación en el Cirque du Soleil. Sin embargo, la decisión de retirarse no fue fácil y estuvo acompañada de dudas que compartió con el reconocido Julio Bocca, quien le aconsejó confiar en su corazón.
Finalmente, Gil reflexiona sobre el cambio de rutina que implica su retiro, aunque está convencida de que encontrará nuevas formas de reinventarse y seguir adelante.
Fuente: El País.
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