Por Ing. Juan Abrahim
Desde los diversos ámbitos en que me he desarrollado, así como también participado, es un tema que a mi particularmente me genera tristeza, desazón, enojo, impotencia, más también mucho aprendizaje.
La “poda” en Carmelo es un tema y circulo vicioso de cada año que implica a todos los sectores de la sociedad, ciudadanía, autoridades, etc, cada uno en diferentes aspectos que no viene al caso. Es reflejo de la cultura occidental en que vivimos y su desconexión con la naturaleza. Lo que sucede con la “poda” es un fractal que también se repite en la agricultura convencional (“moderna” industrial), en el tratamiento de aguas, en el manejo costero y áreas verdes, en la jardinería, etc.
Este tipo de intervención no tiene nada que ver con mejorar la seguridad y salud de los árboles. En todo caso me pregunto, ¿Qué es la seguridad del árbol?
Los arboles hablan por sí solos, basta observarlos con detención, y dicen mucho. Suelo hacer e imaginarme este ejercicio:
¿Qué resulta si le pido a un niño que dibuje un árbol? Intuyo que más allá de la diversidad de dibujos y creatividad que pueda surgir de cada uno, el patrón de un árbol (más allá de características particulares de cada especie) es claro, los patrones de un árbol están intrínsecos en nosotros. Y he ahí el primer parámetro a respetar, el patrón, las formas de un árbol, para recién después comenzar a hablar de los distintos tipos de poda y contextos; y hasta aun si está bien o mal (no es relevante entrar en razones).
Se habla y existen diferentes tipos de poda, como la “poda de formación”; también el ejercicio anterior trae luz al tema ¿Qué formación se pretende? Tenemos la ventaja, humildad y poder del árbol a la adaptación a los más diversos métodos, inclusive la técnica Bonsai que hacen los japoneses. Entonces porque no aprovechar esa fuerza para esquivar cables, embellecer la ciudad, crear buena sombra, amortiguar las temperaturas, infiltrar agua, atraer pájaros y cantos, así como una invisible red de seres que están ahí para quien pone el ojo.
Abordar este tema requiere de una gestión mayor, es un plan de gestión de áreas verde y arbolado, que no solo es la poda, es también reforestación, compostaje, coordinación entre diferentes entes, etc. Carmelo cuenta con un lindo desafío, se puede mejorar rápido y simple, inclusive siendo más eficiente en el uso de los recursos que se mueven. Digo lindo desafío ya que Carmelo, sus veredas estrechas, cableado, antigüedad de los árboles, personas, etc, implican muchas consideraciones a coordinar. Mas por suerte hablo de trabajar con la naturaleza (que somos), a favor de tal, y todo lo hace, de hecho, ya lo hace.
De mi parte he estado honorariamente disponible para la intendencia, municipio, rotary, organización de vecinos en diferentes momentos y actividades por este tema hace largos años. De ahí mi aporte y sigo abierto, ahora sin expectativas.