Asunción, 16 sep (EFE).- Paraguay, el país mediterráneo con la tercera mayor flota fluvial del mundo, observa con preocupación la bajante más acentuada en un siglo de su principal río, lo que ha obligado a reducir el volumen de carga a través de esta ruta por donde se mueve el 80 % de su comercio exterior y sirve de conexión con sus vecinos y el Atlántico.
El río Paraguay, que nace en Brasil y desemboca en suelo argentino en las aguas del Paraná, ha marcado en las últimas semanas mínimas a su paso por territorio paraguayo producto del déficit de lluvias y del rezago de la sequía que golpeó al país en 2020.
Cotas negativas
El caudal en Asunción, donde se erige el mayor puerto del país, ha ido decreciendo hasta marcar el viernes 1,02 metros por debajo del cero hidrométrico, un dato alcanzado por primera vez desde que se tiene registros, según la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH).
La medición se mantuvo negativa este domingo, con otro récord de -1,06 metros, y este lunes se situó en -1,09 metros.
«Estamos teniendo un evento extraordinario que nunca tuvimos, un reporte de este tipo de bajante en más de 120 años de lectura que hemos tenido de los hidrómetros», explicó a EFE el jefe del Departamento de Dragado de la Administración Nacional de Navegación y Puertos (Annp), Benjamín Martínez.
El impacto de la disminución de la corriente lo sufre el transporte fluvial, pero no solo el local sino a nivel de la hidrovía Paraguay-Paraná, el corredor natural que va de puerto Cáceres (Brasil) hasta Nueva Palmira, en Uruguay.
De los más de 25 millones de toneladas de carga que se transportaron por la hidrovía en 2023, un 60 % corresponde a cargamentos desde y hacia este país, señalan cifras del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos de Paraguay (Cafym).
Martínez indicó que el estado del río ha obligado a bajar el peso de las embarcaciones.
«En este tramo sur, (los convoyes) están prácticamente yendo al 70 % de su carga», ilustró.
Más complicada es la situación aguas arriba, donde las corrientes proceden de Brasil y Bolivia.
Hacia el norte, apuntó Martínez, las embarcaciones «estaban yendo a menos del 50 %» de su capacidad.
«Pero con estos niveles, ya no tiene sentido el tráfico hacia esa zona», admitió.
El transporte de mineral de hierro desde las minas del estado de Mato Grosso del Sur en Brasil es uno de los que ya acusa el impacto de la bajante, señaló a EFE el presidente de Cafym, Raúl Valdez.
Este servicio -agregó- está «prácticamente interrumpido» desde el mes de septiembre.
Y aunque las cargas siguen fluyendo desde Asunción hacia el sur, apuntó que la navegación se desarrolla en «condiciones difíciles».
Valdez estimó que para este año la carga transportada por la hidrovía puede bajar un 29 % respecto a 2023. Un 90 % de ese volumen está a cargo de la flota paraguaya, la tercera más grande del mundo con 2.800 embarcaciones.
Una alternativa
La preocupación es que los pronósticos apuntan a por lo menos 40 días más de reducción del río, lo cual probablemente repercutirá en las naves de mayor calado y en las tarifas del transporte.
«Las embarcaciones están navegando, en promedio, un 50 % con menos capacidad para el transporte de cargas y están consumiendo mayor tiempo en el ciclo de la rotación debido a la complejidades de la navegación», alertó Valdez.
Para aliviar la situación, las autoridades han recurrido al dragado, al menos para mantener en funcionamiento el paso hacia el sur.
En total, diez dragas, nueve de ellas privadas, buscan profundizar el canal.
Sin embargo, no se descarta la posibilidad de activar el transporte terrestre.
De continuar el descenso del caudal, explicó Martínez, las embarcaciones «van a preferir cargar más, pero llegar hasta los puertos de Pilar», una localidad ubicada a 230 kilómetros al sur de Asunción y fronteriza con Argentina.
«A partir de ahí, hacer la distribución por tierra», agregó.
Déficit de lluvias
Sobre la causas de este fenómeno, Jorge Sánchez, encargado de la subdirección de Hidrología de la DMH explicó a EFE que el río Paraguay entre mayo y septiembre experimenta un estiaje estacional.
Desde el 2020 hubo un «déficit de lluvias» en la cuenca del río y en su naciente, ubicado en el Pantanal, un gran humedal que Brasil comparte con Bolivia y Paraguay.
«Las expectativas no están mostrando un indicativo muy bueno», advirtió Sánchez de cara a octubre, cuando tradicionalmente se espera la época lluviosa en el país.
En ese sentido, consideró «fundamental» que las lluvias se dieran en la cuenca media y alta, en particular el Pantanal.
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