Octubre se asoma en Colonia con una atmósfera cargada de historia y tradición. Este año, el “Día del Patrimonio” invita a descubrir la profunda conexión de Uruguay con el vino, bajo el lema “El vino como tradición: inmigración, trabajo e innovación”. En el centro de esta conmemoración están dos nombres que, aunque quizás hoy suenen lejanos, moldearon la vitivinicultura nacional: Francisco Vidiella y Pascual Harriague.
Vidiella, quien llegó desde España, y Harriague, de origen vasco, no solo trajeron consigo técnicas y saberes, sino que, con una visión audaz, lograron sembrar en estas tierras una cultura vinícola que sigue floreciendo hasta hoy. Su legado no es solo un vino en una copa, es la historia de un país que, a través de la inmigración, abrazó el trabajo duro y la innovación.
En Colonia, ese legado se vive de manera especial. Todo el mes de octubre estará marcado por una serie de actividades que rinden tributo al vino y a sus creadores. La Intendencia, en colaboración con el grupo Bodegas de Colonia, ha preparado dos eventos clave en el calendario: el primero el 4 de octubre, en la emblemática Plaza de Toros, y el segundo, el 19 del mismo mes, en el histórico predio de Calera de las Huérfanas.
La Plaza de Toros, que sigue deslumbrando con su presencia, abrirá sus puertas el viernes 4 de octubre, entre las 19 y las 24 horas. Con entrada libre y gratuita, los visitantes podrán sumergirse en una propuesta que promete ser tan variada como exquisita: stands de las bodegas locales ofrecerán una degustación de vinos que captura la esencia del terroir coloniense, mientras que la gastronomía autóctona invitará a explorar sabores que, al igual que el vino, cuentan la historia de esta región. Además, el evento contará con charlas temáticas que abordarán la rica historia y evolución de la vitivinicultura en Uruguay, acompañadas por un despliegue de shows musicales que cerrarán la noche en un ambiente festivo y vibrante.
Este octubre, Colonia no solo celebra el patrimonio, lo vive. Desde la arena de la Plaza de Toros hasta las piedras de Calera de las Huérfanas, el vino se revela no solo como un producto de la tierra, sino como un puente entre pasado, presente y futuro.