Montevideo, 2 oct (EFE).- Cientos de personas acudieron este martes a despedir a Luis Eduardo Arigón, uno de los 197 desaparecidos durante la dictadura cívico-militar en Uruguay (1973-1985), cuyos restos fueron hallados el pasado 30 de julio en un batallón militar cercano a Montevideo.
Familiares, amigos, vecinos y militantes de partidos políticos se congregaron frente a la Universidad de la República, donde con banderas y coronas de flores con mensajes de apoyo rindieron homenaje en el último adiós a Luis Eduardo Arigón, tras la identificación de sus restos el pasado 29 de septiembre.
«Es muy doloroso. Era un compañero muy querido por todos», expresó a la prensa Lille Caruso, militante comunista que conoció a Luis Eduardo y que durante la dictadura perdió también a su marido y a su amiga Amelia Sanjurjo, cuyos restos fueron hallados en 2023.
Una enorme fotografía en blanco y negro del rostro de Arigón ocupó el centro de la fachada de la universidad, entre otros dos grandes carteles en los que podía leerse ‘Luis Eduardo Arigón, ¡presente! y ‘nunca más terrorismo de Estado’.
Frente al retrato de Arigón, en el centro de la calzada, miembros del Partido Comunista de Uruguay ondeaban en silencio el color rojo de sus banderas al aire, rodeados por el mensaje de apoyo más repetido en la camisetas del resto de asistentes: ‘Todos somos familiares’.
«Yo era una chiquilina (niña), llegaba corriendo a la facultad y me lo encontraba (a Arigón) tomando mate seriamente. Era un hombre muy bueno, muy amable, muy querido», rememoró Caruso, quien tenía 20 cuando Arigón, con 51 años, desapareció.
En el interior del edificio de la universidad, entre coronas de flores, tres rosas rojas descansaban sobre la urna que contiene los restos de Arigón. Junto a ella, familias de otros desaparecidos acompañaban a los familiares de Luis Eduardo, entre ellos su hija, Sabina Arigón.
Por su parte, Óscar Andrade, Senador de la República por el partido opositor Frente Amplio, destacó la necesidad de transparencia en las instituciones «que mintieron toda la vida» y calificó el momento como «estremecedor».
«Uno repasa el caso de Arigón y en cada uno de los años estuvo militando de manera organizada, de manera clandestina, poniendo en riesgo su vida y la de su familia, a los efectos de no parar de denunciar el terrorismo de Estado en Uruguay. Para nosotros es estremecedor», manifestó.
Asimismo, remarcó la importancia de disponer de los «recursos necesarios» para llevar a cabo las operativas de búsqueda de los desaparecidos.
«Si hay un lugar donde no puede haber ahorro (…) es en la búsqueda de los detenidos desaparecidos, y en las condiciones para llevar a fondo la investigación de crímenes contra la humanidad», sentenció.