Por segunda jornada consecutiva el dólar interbancario en Uruguay cayó con fuerza, en línea con la apreciación que mostraron las monedas de los países emergentes de la región. Los agentes cambiarios comienzan a plantearse si esto no puede marcar un punto de inflexión donde nuevamente el peso uruguayo se fortalezca respecto a la divisa estadounidense.
En la operativa mayorista de la víspera, el dólar cayó 0,6% y cerró en promedio a $ 30,45. Sumando el descenso del martes (1,3%), en dos jornadas el billete verde bajó casi 2%. En la pizarra del Banco República, el dólar se descolgó de lo $ 30 para la compra al cerrar a $ 29,9, mientras que la venta bajó $ 0,10 a $ 31,1. En el acumulado de junio, el dólar registra una reducción del 1%, mientras que en todo el año apenas está 1,9% por encima del cierre del año pasado.
La operativa de ayer volvió a ser abultada con US$ 37,9 millones operados a través de las pantallas de la Bolsa Electrónica de Valores.
«El dólar sigue generando sorpresas. Ahora su comportamiento está ligado a lo que está aconteciendo en el resto de la economías emergentes por el impacto del brexit, y quedaron de lado los fundamentos y proyecciones internas sobre a cuánto podría subir para fines de año», dijo un operador de una mesa de cambios.
Otro agente de un banco privado dejó la puerta abierta para un «posible cambio de tendencia» donde nuevamente las monedas de los emergentes se fortalezcan frente al dólar. Eso porque hasta hace poco tiempo el mercado proyectaba de tres a cuatro subas en la tasas de interés en EEUU por parte de la Fed, algo que ahora perdió fuerza a tal punto que la mayoría no espera un nuevo ajuste para 2016 ni para el próximo año. «Eso seguramente replanté la decisión de los fondos de inversión de posicionarse en EEUU. Eso hará que puedan apostar en las economías emergentes como Uruguay, algo que agregaría una presión extra para una caída del tipo de cambio», explicó.
Los operadores ven como «prácticamente nulas» las chances de que el Banco Central (BCU) salga a comprar dólares para moderar o sostener su cotización en la plaza doméstica, porque una caída del tipo de cambio ayudaría a reducir las presiones inflacionarias. En los últimos 12 meses a mayo los precios aumentaron 11%.
Fuente: El Observador.