Este martes se conoció a través del gremio que la empresa láctea Calcar no podrá pagar los aguinaldos esta semana y que planea implementar una reducción salarial del 12,5%.
El anuncio fue realizado durante una conferencia de prensa en la sede del Pit-Cnt en Montevideo, donde el dirigente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL), Enrique Méndez, denunció estas medidas como parte de un panorama de conflicto en el sector.
Críticas sindicales a Calcar
Méndez expresó el rechazo frontal de la FTIL a las medidas anunciadas por Calcar, afirmando que estas acciones se suman a una serie de incumplimientos en la industria láctea. “Nuestra Federación no va a recibir leche de empresas que incumplen y violan las libertades sindicales”, sentenció el dirigente.
Además, el sindicato cuestionó la propuesta de rebajar salarios en un contexto en el que, según Méndez, los trabajadores ya enfrentan condiciones laborales precarias.
Conflicto más amplio
El conflicto en Calcar no es un caso aislado. Durante la conferencia de prensa, Méndez también acusó a la cooperativa Coleme, con sede en Cerro Largo, de «violar la libertad sindical» y de no cumplir con un proyecto presentado ante el Fondo de Reconversión de la Industria Láctea.
La FTIL anunció un cronograma de asambleas en todas las plantas del país, acompañado de paros laborales, para informar a los trabajadores y organizar la respuesta ante lo que califican como «ataques a los derechos laborales».
Impacto en la industria
La situación de Calcar pone en evidencia las dificultades económicas que enfrentan algunas empresas del sector lácteo, lo que ha generado un clima de incertidumbre para los trabajadores. La reducción salarial y el impago de aguinaldos afectan no solo a los empleados de la empresa, sino también a la percepción de estabilidad en una industria clave para el país.
La FTIL, por su parte, mantiene su postura firme de no aceptar leche proveniente de empresas que, a su juicio, violen derechos laborales o sindicales. Esto podría agravar la situación financiera de las compañías afectadas y añadir presión para alcanzar una solución negociada en el corto plazo.
El conflicto plantea desafíos tanto para las empresas como para los trabajadores, en un sector que es pilar de la economía uruguaya. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si se puede encontrar un camino de entendimiento o si las medidas de presión se intensificarán.
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