Análisis del Politólogo Abel Oroño sobre el resultado electoral

Magíster y licenciado en Ciencias Políticas Abel Oroño

Por Pltgo. Abel Oroño

Ganadores

Como es obvio, el principal ganador, desde la perspectiva personal, fue Yamandú Orsi que, desde 2019, cuando se mencionó su nombre como eventual precandidato desistió públicamente, luego de pensarlo unos días, afirmando: ‘aún no es el momento’.

Estimó que un segundo período al frente de la Intendencia de Canelones –la más compleja del país- le podría aportar mayor rodaje en lo local, en los temas nacionales, así como ampliar los contactos internacionales.

Es significativo señalar que en todo el ciclo electoral, internas, octubre y noviembre Orsi puso de manifiesto su afabilidad, su bonhomía, sin recurrir a ningún tipo de agravio personal –aún en episodios tan complejos como la denuncia falsa en su contra- considerando al otro o a los otros pero, a la vez, claro y firme en sus principios, en su referencia permanente al programa de la fuerza política, al colectivo FA y al necesario aporte de sus militantes.

Complementariamente, Carolina Cosse también resultó ganadora, tanto en lo personal como en su carácter de candidata a la Vicepresidencia, resuelta la misma noche de las internas, en un gesto que la enaltece, sin dudas, porque no siempre resulta fácil aceptar que Orsi tuvo más votos, y con naturalidad y compromiso hacerlo con dignidad frenteamplista y con un discurso comprometido con las mejores tradiciones de la izquierda.

Su gestión previa inmediata como Intendenta de Montevideo –la más grande del país- la mantuvo en los primeros planos de visibilidad pública, en ocasiones emulando a Tabaré Vazquez del 89 mostrando un modelo alternativo al del gobierno nacional, en particular en políticas sociales, en mecanismos de enfrentar la pandemia, aunque a veces con dificultades de relacionamiento con sus pares en el Congreso de Intendentes, donde fue criticada por sus escasas concurrencias.

Su gestión previa anterior, como Presidenta de Antel y como Ministra de Industrias ya mostraban una trayectoria ejecutiva relevante.

Excelente presencia internacional en diferentes foros y eventos la impulsaron a llevar una agenda propia (interna y externa) que, aunque con ciertas dificultades, la posicionaron para afrontar las elecciones internas. También debe mencionarse su éxito en posicionar su propia lista en un contexto complejo, alcanzando una banca en el Senado.

Fernando Pereira se constituyó, claramente, en otro ganador, a partir de su desempeño como Presidente del Frente Amplio, que lideró para impulsar el contacto con sus militantes, particularmente con las amplias recorridas por todo el país y en particular en el interior, en el marco de lo que se llamó ‘el Frente Amplio te escucha’.

También en seguir de cerca todo el proceso de las elecciones internas, enfatizando que la fórmula se completaría por decisión de las autoridades de la fuerza política, apuntando a evitar el error del 2019 en que el candidato ganador hizo una especie de casting, con prensa mediante, que constituyó uno de los mayores problemas de aquella campaña, por lo menos en mi percepción.

Por último, en términos personales, parece necesario mencionar como otro de los ganadores, a Alejandro Sánchez, que desempeñó la jefatura de campaña de Orsi primero y de la fórmula después, con gran solvencia.

Sin dudas, hubo otros muchos ganadores y, en particular, debe mencionarse a toda la estructura del FA, a su orgánica, a sus militantes de a pie que cumplieron, una vez más, un rol fundamental en esa recuperación de la mítica frenteamplista que es esencial para afrontar las instancias electorales.

Perdedores

Alvaro Delgado, en tanto postulante a la Presidencia fue un claro perdedor. Ganó con mucha contundencia la interna del Partido Nacional que lo indujo a descartar a Laura Raffo –la contendiente derrotada- para integrar la fórmula y sacó como de una galera a la reciente incorporación partidaria, Valeria Ripoll.

Además de generar dificultades en esa noche (silbidos, abucheos, retiros de presentes y demás) obligó por varias semanas tener que ir explicando su decisión, que pretendió atenuar con el anuncio del pedido a Lacalle Pou para encabezar todas las listas al Senado.

Esas tensiones que muy paulatinamente se fueron aplacando le hicieron perder ritmo a su campaña y tal vez por eso mismo encauzó la misma en tono muy agresivo, que preanunciaba la campaña en la segunda vuelta. Se sabe que señalar enemigos (porque no fueron catalogados de adversarios) comunes ayuda a unir la tropa y disminuir la disidencia interna.

El tono de los discursos de Delgado, exageradamente confrontativos y, en particular, los de Ripoll en grado extremo –que no resistían el menor archivo, de pocos meses antes-, fue un problema adicional, en mi percepción. Valeria Ripoll con lista propia a Diputados tuvo una cuarta parte de los necesarios para ello.

No obstante el tono extremadamente confrontativo hacia el Frente Amplio fue la tónica general y rápidamente adoptada (o continuada) por algunos exponentes: Graciela Bianchi (que no estuvo por unas semanas de la propia campaña), con expresiones disparatadas hasta para ella, como la fundamentación de difundir noticias falsas.

Se mantuvieron en esa línea, tenazmente, Sebastián Da Silva, Martín Lema, Javier García, con decir que Alberto Heber pareció hasta algo moderado al respecto!!!.

Otro perdedor nato fue Jorge Gandini, que no logró validar banca en ninguna cámara, la propia Laura Raffo, que la arrastró la caída de la lista 71 de Lacalle Herrera, junto con Gloria Rodriguez, que fue ninguneada en la 71, por lo que se pasó a D Centro en un intento de lograr alguna presencia legislativa, sin éxito, como la propia Beatriz Argimón.

También fueron perdedores Ojeda y sus noveles aliados. Silva y Zubía, aunque en estos casos lograron validar una banca al Senado, pero con un liderazgo cuestionado por llegada de Pedro Bordaberry que obtuvo 15 de los 22 legisladores del Partido Colorado.

Mieres también fue un claro perdedor, solamente logró mantener una banca en Diputados, a través de Gerardo Sotelo. Aquella idea de ‘partido bisagra’ que, en función de principios podría coincidir con uno u otro bando, parece haber quedado en la historia.

Pero hay se señalar enfáticamente que el gran perdedor del balotage fue Lacalle Pou. Quien realmente encabezó la campaña de Delgado y del oficialismo, a tal punto que no aceptó invitación a participar en la cumbre del G20 –reunión de todos los presidentes- para continuar con las inauguraciones cuasi cotidianas y algunas repetidas varias veces, como pretexto para notas de prensa.

Es, en mi percepción, clara demostración de ello su presencia en la Torre Ejecutiva para esperar los resultados del balotage –nunca antes había ocurrido-, seguramente convencido de un resultado favorable a Delgado –y a sí mismo- pero retirándose por la puerta de atrás sin hacer declaraciones en la noche del 24 de noviembre. Seguramente frustrado por dichos resultados, rápidamente anunciados, además.

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