El Gobierno firmó este jueves el contrato que permitirá comenzar las obras del proyecto Arazatí, con el que construirá un sistema de abastecimiento de agua potable para Montevideo y el área metropolitana.
«El gobierno uruguayo y el Consorcio de Aguas Montevideo firmaron el contrato que permite iniciar las obras del proyecto Arazatí, la inversión más grande de la historia del país en infraestructura para agua potable», indica un comunicado emitido por Presidencia.
Asimismo, detalla que de esta forma culminó un proceso que había comenzado en noviembre de 2022, cuando el Gobierno anunció que llevaría a cabo una obra que permitiera «tener una fuente alternativa ante problemas técnicos o fenómenos climáticos adversos».
«Para dimensionar la importancia y necesidad de esta obra, conviene recordar la histórica crisis hídrica que afectó al país en el 2023 y su impacto en la calidad del agua. El proyecto Arazatí garantiza un derecho básico a la población que reside en Montevideo y el área metropolitana», sostiene el texto.
Y añade: «La obra es un compromiso del Gobierno para hacer frente a un problema que se arrastra desde hace décadas, relacionado con la ausencia de una segunda fuente para el suministro de agua potable, para abastecer a más del 60 % de la población del país».
Por otra parte, detalla que el contrato «se firmó en los términos originales establecidos en la licitación» y que se acordó adicionar un memorándum de entendimiento entre Obras Sanitarias del Estado y el Consorcio para eventuales modificaciones que en un futuro se quieran llevar a cabo.
Luego de que fuera firmado el contrato, Edgardo Ortuño, ministro de Ambiente del Gobierno encabezado por Yamandú Orsi que asumirá en Uruguay el próximo 1 de marzo, señaló que es «un importante error que desestima reparos académicos, políticos, sociales y legales».
El 23 de agosto de 2023, el Gobierno puso punto final a una emergencia que fue decretada 65 días antes, tras una larga sequía que afectó el suministro de agua en los departamentos (provincias) de Montevideo y Canelones, así como también en otras localidades.
De hecho, el caudal de la represa de Paso Severino llegó a ser de poco más de un millón de metros cúbicos de agua, cifra muy alejada de los 67 millones que tuvo su embalse en noviembre de 2022.
El día que la emergencia llegó a su final, las tres líneas de bombeo de la zona metropolitana tenían unos 16 miligramos de cloruro y unos 30 miligramos de sodio por litro de agua.
Durante la emergencia hídrica los valores máximos permitidos fueron de 720 miligramos de cloruro por litro de agua y de 440 miligramos de sodio por litro de agua. EFE
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