Como “totalmente insuficiente” y una “falta de sensibilidad”, calificó Sixto Amaro, representante de los jubilados en el B.P.S., el aumento de $200 decretado por el gobierno para los 120.000 pasivos que perciben $ 8.756 mensuales
El ministro de Economía Cr. Danilo Astori, fue el encargado de dar la cara -significativamente solo en la conferencia de prensa luego de la última reunión del gabinete- y anunciar que los $ 400 prometidos para las jubilaciones más bajas se reducirán a la mitad (más boleto urbano gratis a partir de agosto).
Tampoco lo acompañó, como hubiera correspondido, el Ministro de Trabajo Ernesto Murro, cuando el titular del MEF hizo otro anuncio no menos importante: el mantenimiento de las pautas salariales fijadas por el Poder Ejecutivo en 2015 para las rondas salariales que comenzaron la primera semana de julio entre empresarios, trabajadores y el MTSS. Esto significa que los diversos grupos de actividad tendrán aumentos salariales que van del 5 % al 8 %, de acuerdo a si son sectores “dinámicos” o “en problemas”.
Estos convenios regirán por 12 o 18 meses, a partir del 1º. julio de 2016. Con una inflación que ya superó el 10 %, es fácil advertir que los trabajadores han perdido poder adquisitivo y de mantenerse el alza de precios, como prevén la mayoría de los economistas, el salario real seguirá cayendo en 2017.
El ingreso mensual promedio en Uruguay es de $ 21.000 (mayor en Montevideo que en el Interior) y existe una franja de 600.000 asalariados que gana entre $ 11.000 (Salario Mínimo) y $ 15.000 nominales.
El PIT-CNT, que había pedido que se revisaran estas pautas salariales por la realidad económica (el “enlentecimiento”) que registran casi todos los sectores industriales y comerciales del país, se mostró decepcionado con las palabras del responsable del MEF, y anticipó una “gigantesca conflictividad” que movilizará a los sindicatos en procura de revertir la caída del salario y el empleo.
La última cifra de desocupación marcó 7, 9 % a nivel nacional (abril), una leve mejoría con respecto al 8,1 % de marzo de este año. Estas cifras frías significan una dura realidad para unos 140.000 uruguayos sin trabajo -sólo el año pasado se perdieron 35.000 puestos, confirmó el propio Astori.
Y con la caída de la actividad, también lo hizo la recaudación fiscal (los impuestos que percibe la DGI). En el primer semestre, Uruguay apenas creció un 0.5 % del PBI, y para el resto del año se espera que esta cifra sea todavía menor (se podría cerrar 2016 con un crecimiento nulo o negativo). El contexto internacional tampoco es auspicioso: el valor en dólares de nuestras exportaciones cayó un 9,8 %, comparado con el período enero-junio de 2015.
Con este panorama, el gobierno ha optado por ajustarle el cinturón a los trabajadores de ingresos medios y altos (aumentos en el IRPF), y en lugar de una reducción importante en los gastos del Estado (número de funcionarios y sus remuneraciones, más altas que la mayoría de los privados), ha postergado inversiones planificadas para 2017, llevándolas a 2018 / 2019. Allí están, por ejemplo, partidas para las becas de la Universidad, la reforma del Hospital de Clínicas, infraestructura para escuelas, liceos y UTU, obras que se precisan para hoy (¡o para ayer!).
Me viene a la mente una frase del exministro de Economía del gobierno de Luis A. Lacalle (1990-1995), Dr. De Posadas, cuando preguntado sobre los efectos de las medidas de ajuste en el ánimo de la gente, dijo confiadamente: “los tiempos económicos van a calzar con los tiempos políticos” (electorales). ¿Pensarán lo mismo el Presidente Vázquez y su ministro Astori?
A los blancos no les fue bien en 1994…