Montevideo, 31 ene (EFE).- Reivindicar el pujante campo de la microscopía y ofrecer a investigadores y técnicos latinoamericanos una novedosa formación específica en ella es la meta que persigue Marcela Díaz, la investigadora uruguaya recientemente destacada por la revista especializada Nature.
Egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) como licenciada en Ciencias Biológicas, Díaz se volcó por una maestría en Neurociencias, pero mientras hacía su tesis comenzó a trabajar en el campo por el que se decantaría: la microscopía.
Sin embargo, como asegura durante una entrevista con la Agencia EFE quien se desempeña actualmente como asistente técnica de la Unidad de Bioimagenología Avanzada (UBA) del Institut Pasteur de Montevideo y del Hospital de Clínicas de la Udelar, este campo no contaba -ni cuenta hasta hoy- con una carrera académica específica en el país.
Camino al andar
Sortear ese obstáculo para que se logre alcanzar de otra manera una formación en dicha área se convirtió en el desafío de Díaz, quien decidió ir «de a poco» acumulando conocimientos a través de cursos y visitas a laboratorios del mundo, donde, acota, la microscopía «también es algo un poco nuevo».
«Le llaman algo así como imaging scientist, esa es la expresión en inglés, y en español la traducción es científico de imagen, que queda medio raro, pero sería algo así como científico especializado en bioimagen y en el mundo es algo que también es nuevo; acá en Uruguay mucho más», señala.
Si bien reconoce que la ayuda de mentores como el uruguayo Leonel Malacrida y la canadiense Claire Brown fue clave para el «viaje» que supuso para ella pasar de aprendiz a entrenadora en un año, gracias al curso de fundamentos ‘Train the trainer’ del Global BioImaging, que llevó cabo en Montreal (Canadá), apunta que hasta entonces fue haciendo su propio camino.
«Yo fui haciéndolo por mi cuenta. Asistiendo a cursos donde veía que había posibilidades de formarme y ellos aparecen sobre el final de esta parte», acota quien describió el proceso de convertirse en entrenadora de otros, en una columna sobre su carrera que recientemente publicó la célebre revista científica Nature.
Nuevos microscopios, nuevos objetivos
A partir de lo aprendido tanto en el curso en Canadá como a través de Brown -quien el pasado año estuvo seis meses en Uruguay y colaboró con su equipo en varios proyectos-, Díaz emprendió en la UBA el pasado abril su propio curso de fundamentos en microscopía óptica, un área que, según dice, avanza todos los días.
«Todos los días hay equipos nuevos, microscopios nuevos, entonces formar al personal que trabaja en unidades de microscopía es fundamental», recalca.
Con la ayuda de la red Latin America BioImaging, apoyada a su vez por la Chan Zuckerberg Initiative -organización filantrópica creada por el fundador de Facebook y su esposa para potenciar tecnologías para la educación y la ciencia- se atrajo a más de 100 participantes de diversos países latinoamericanos.
«En Latinoamérica hay otros cursos de fundamentos, pero sí falta más cantidad de personal especializado que pueda dar estos cursos», recalca Díaz sobre una de las necesidades de la región a futuro, y estima que en 2025 el número de becados para participar del curso en Uruguay aumente de uno a «al menos cinco».
Reivindicación, reconocimiento
Preguntada sobre su trabajo dentro de la UBA, Díaz explica que esta tiene «cuatro pilares fundamentales», como brindar su servicio «de adquisición y procesamiento de imágenes», el «desarrollo de nueva tecnología», la «diseminación» y la capacitación de técnicos en el área tanto a escala nacional como internacional.
«Es una unidad de microscopía óptica, entonces (abarca) todo lo que se pueda ver en un microscopio óptico. Lo más chiquito es un organelo dentro de la célula (…), de ahí para arriba, tejidos, órganos», anota, antes de afirmar que la UBA cuenta con un microscopio que es uno de los pocos de su tipo en el mundo y con el que se puede ver hasta qué pasa adentro del cerebro de un animal vivo.
Con «mucha alegría» por la columna en Nature, Díaz confiesa que quienes se alejan de la academia para dedicarse a un área más de «lo técnico» suelen recibir menos reconocimiento.
«No solo de nuestros propios colegas, que a veces no nos incluyen en los trabajos científicos, para los cuales generamos mucho conocimiento, sino que también a nivel nacional», agrega Díaz.
Finalmente, la científica uruguaya señala que, por ejemplo, el Sistema Nacional de Investigadores de Uruguay no tiene una categoría para su área, un debe que además ve posible de remediar.
Alejandro Prieto
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