La llamada al 911 interrumpió la tranquilidad de la mañana en la costa uruguaya. Eran las 11:23 cuando el Destacamento de Punta del Diablo recibió el aviso: dos hombres habían ingresado al mar en Playa Santa María, pero solo uno había logrado salir. Su compañero, un hombre cuya identidad aún no ha sido divulgada, había desaparecido en las aguas.
El aviso activó el protocolo de emergencia. La Armada Nacional movilizó la embarcación ARN 557 con personal a bordo, dirigiéndose de inmediato hacia el punto señalado. La incertidumbre pesaba en el aire mientras los efectivos llegaban a la playa apenas diez minutos después, a las 11:33. Sobre la arena, encontraron al sobreviviente en buen estado de salud, pero la mirada de los rescatistas se dirigió mar adentro. A lo lejos, un cuerpo flotaba a la deriva.
En Playa Santa María no hay servicio de guardavidas, por lo que se tomó una decisión inmediata: trasladar refuerzos desde Playa La Viuda en la misma embarcación. La urgencia dictaba el ritmo, cada segundo era vital.
A las 11:42, los guardavidas lograron extraer del agua a la víctima y, sobre la orilla, iniciaron maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP). El mar había sido implacable, pero ellos no estaban dispuestos a rendirse.
El tiempo avanzaba y la tensión crecía. A las 11:50, con el desfibrilador externo automático (DEA) ya en el sitio, los intentos por reanimarlo continuaron sin descanso. Sin embargo, la situación se tornó más crítica cuando, cuatro minutos después, quedó claro que no había ambulancias disponibles ni en Punta del Diablo ni en Castillos. La coordinación con el 911 resultó infructuosa.
A las 11:57, la Policía de Punta del Diablo dispuso un móvil para trasladar al hombre al centro de salud más cercano. En el vehículo, el equipo de rescate y la policía mantuvieron las maniobras de reanimación en un último intento por revertir la tragedia.
Pero la lucha se extinguió en la Ruta 9, a las 12:40. Allí, el móvil policial se encontró con una ambulancia de ASSE. El médico a bordo revisó a la víctima y pronunció la sentencia que nadie quería escuchar: el hombre había fallecido.
Minutos después, la Fiscalía tomó cartas en el asunto. A las 12:55, el fiscal de turno, el Dr. Burguez, ordenó la autopsia y la toma de declaraciones a testigos y funcionarios. El mar, una vez más, se había cobrado una vida en las costas de Uruguay.
La comunidad de Punta del Diablo queda con una pregunta flotando en el aire: ¿qué hubiera pasado si en Playa Santa María hubiera habido servicio de guardavidas? Mientras la justicia investiga los detalles, el océano sigue rugiendo con su fuerza indómita, testigo silencioso de una tragedia más.
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