La Junta Departamental de Colonia recibió esta semana, en régimen de comisión general, a representantes de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) para escuchar de primera mano la compleja situación que atraviesan los trabajadores del sector. La comparecencia fue motivada por dos factores que preocupan a nivel regional: la reciente compra de Granja Pocha por parte de la multinacional Lactalis y la creciente inestabilidad financiera que atraviesa la histórica empresa Calcar.
Durante la sesión, los delegados gremiales expusieron el panorama laboral adverso que golpea a decenas de familias en los departamentos de Colonia y Soriano, dos territorios con fuerte tradición lechera. La preocupación central radica en la posible pérdida de fuentes de trabajo, el debilitamiento de la industria nacional frente al avance de capitales extranjeros y la falta de certezas sobre el futuro inmediato de los trabajadores.
En respuesta a esta situación, la Junta Departamental resolvió instar a los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social y de Industria, Energía y Minería, así como a las intendencias de Colonia y Soriano, a colaborar activamente en la búsqueda de soluciones estructurales para el sector. A su vez, se encomendó a la Comisión de Asistencia Social, Asuntos Laborales, Derechos Humanos y Género y Equidad el seguimiento permanente del tema, incluyendo en su análisis las declaraciones y planteos realizados en sala por los trabajadores.
La situación evidencia no solo un problema empresarial, sino una emergencia social que podría tener consecuencias significativas en localidades del litoral oeste. El movimiento sindical, por su parte, reclama medidas concretas que aseguren el empleo y la producción nacional, en un contexto donde el cambio de manos empresariales y la concentración del mercado parecen avanzar sin una regulación clara que priorice la estabilidad de las familias trabajadoras.
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