El inicio de abril estará marcado por el avance de dos frentes fríos que afectarán de forma directa a Uruguay y Argentina, provocando inestabilidad, lluvias irregulares y un descenso térmico significativo en varias regiones, destaca un informe de MetSul.
Según los modelos meteorológicos, el primero de estos sistemas se espera entre el 31 de marzo y el 1° de abril, con su eje de inestabilidad desplazándose entre Uruguay y el sur de Brasil, particularmente Rio Grande do Sul.
Durante este período, el regreso del sol previo al ingreso del frente frío favorecerá temperaturas elevadas, producto de una corriente de viento del norte y noroeste en niveles bajos de la atmósfera. Esta situación abarcará zonas del norte argentino, el sur de Brasil y Paraguay. Sin embargo, el ingreso del sistema frontal implicará un cambio de masa de aire, con lluvias y un paulatino enfriamiento en las temperaturas.
El segundo frente frío, previsto para los días 2 y 3 de abril, será acompañado por una masa de aire polar con núcleo sobre la provincia de Buenos Aires, lo que intensificará el descenso térmico sobre el territorio argentino y uruguayo. En este contexto, se prevé la formación de heladas generalizadas en provincias del centro y sur de Argentina, mientras que en Uruguay podría haber heladas en varios municipios a partir del 5 de abril.
Aunque en Brasil las temperaturas también bajarán, el enfriamiento será menos intenso y localizado, sin riesgo de heladas significativas, con mínimas estimadas en torno a los 10°C. En cambio, en sectores altos del sudeste brasileño se podrían registrar temperaturas inferiores a los 5°C tras el paso del segundo frente.
En términos agrícolas y de gestión de emergencias, el paso de estos sistemas frontales podría ser beneficioso, especialmente para las zonas de Rio Grande do Sul que aún padecen una fuerte sequía. Las lluvias, aunque irregulares, podrían aliviar temporalmente la situación de los municipios en emergencia hídrica.
El fenómeno de los frentes fríos no solo representa un cambio térmico. Técnicamente, se trata de una zona de transición entre una masa de aire cálido y otra fría, siendo esta última la que impulsa la banda de nubes y precipitaciones. Por eso, el cambio de temperatura no siempre es inmediato, y puede ir precedido por días calurosos antes del ingreso del sistema.
Con abril en el horizonte, la región del Cono Sur se prepara para una nueva etapa climática marcada por la variabilidad, donde el ingreso del otoño se hará sentir con mayor claridad tanto en los campos como en las ciudades.
Vía: MetSul
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