Las profesoras Romina Bevegni y Eliana Carro vienen reconstruyendo la historia del naufragio del vapor «Ciudad de Buenos Aires» que una noche de agosto de 1957 al llegar al km 123 del canal Principal, el carguero Mormacsurf lo embistió con terribles consecuencias.
El proyecto de reconstruir aquella historia trágica se enmarca dentro del Museo Naval de ERCNA y ambas docentes vienen realizando una interesante investigación de cara al 59 aniversario de la tragedia.
En setiembre de 2013, el medio argentino Elentreríos entrevistó a
Martha Rebord quien era la única ciudadana de Colón (Argentina) sobreviviente al hundimiento del Ciudad de Buenos Aires.
»Recuerdo cosas puntuales La desesperación En un momento creí que nos ahogábamos . Mientras mi mamá vivió, cada 27 de agosto convocó a una misa en Acción de Gracias por los sobrevivientes ,» explica Martha al medio argentino.
«Era una noche fría. Aproximadamente a las 22 habíamos cenado. Con Dora Girard, mi amiga, estábamos en el comedor jugando a las cartas, cuando un fuerte golpe sacudió la embarcación. Las cartas cayeron al piso, y yo -que siempre fui muy tranquila- lo primero que hice es agacharme a juntarlas. Para ese entonces, la gente corría y gritaba desesperada.»
«Dora y yo quisimos regresar a nuestros camarotes, pero ya no pudimos. Los oficiales nos apuntaban con armas para que nos pusiésemos salvavidas y fuésemos a cubierta. Yo encontré dos salvavidas en un camarote que estaba cerca; vi a una señora mayor con su valija y le puse uno.»
«En eso escuchamos un fuerte estampido. El capitán se había matado de un tiro. Había dejado a un aprendiz a cargo que se equivocó con el cambio de luces y como consecuencia un barco norteamericano nos había chocado por la mitad.»
«Comenzamos a hundirnos. Muchos se tiraban al agua y subían al otro barco; hacia allí fue mi amiga Dora; no entendía nada el idioma, pero la trataron muy bien. Ella también logró sobrevivir.»
«Yo me tiré con tapado y salvavidas; el agua estaba negra de petróleo y helada. Allí pasé horas. Me agarré a un salvavidas. Lamentablemente vi como los remolinos se chupaban a la gente.»
«Del barco norteamericano tiraban tablones de madera para que la gente se agarre; pero a algunas personas les pegaban en la cabeza.»
«Después apareció un barco arenero; me acuerdo que se llamaba Don Pancho y ayudaron a rescatar mucha gente. Yo tenía tanto petróleo que no podían alzarme porque se les resbalaban las manos, y yo que era tan flaquita -con la ropa, el agua y el petróleo- pesaba como 80 kilos.»
Auxilio en Uruguay
«Nos llevaron a un hospital en Nueva Palmira; para entonces ya eran alrededor de las 4 de la madrugada. De allí comenzaron a repartir gente; yo fui a la casa de una familia muy humilde; tenían una sola cama y me la ofrecieron. Al otro día volvimos al hospital y nos dieron ropa y calzado. Tomamos otro barco hasta Buenos Aires; viajaba toda gente paqueta, bien vestida. Pero nosotros éramos la noticia del día; nos atendían, nos daban de comer
.»
Martha Rebord , le contaba en setiembre del 2013 al periódico «Elentreríos» su historia, «yo soy porteña. A los 5 años vine a vivir a Colón; luego volví a Buenos Aires para estudiar. Cuando ocurrió la tragedia tenía 21 años y ya era maestra; regresaba a nuestra ciudad luego de visitar a mi hermana. Luego me casé con Jorge Girard; nuestros dos primeros hijos también son porteños. En total tengo tres hijos (dos viven en La Plata y uno en Federación), seis nietos y dos bisnietos.»
Rebord terminó la entrevista diciendo que el proceso de aquella tragedia en su vida no fue fácil: «Antes no había psicólogo, nos dice. Uno se aferraba a Dios. Yo creo que en esta época hay que educar a los chicos en el principio de que con voluntad y apoyándose en Dios, de cualquier religión que sea, se puede salir adelante.»
Vía: Elentreríos