Por Prof. José Luis Pittamiglio
Edil Departamental Partido Socialista (FA) |
Desde hace muchos años -tal vez demasiados- venimos diciendo públicamente que la Intendencia de Colonia tiene una práctica que se conoce como «amiguismo»; es decir: cuando hay que contratar los servicios de alguien externo, se busca favorecer a algún amigo, seguramente a cambio de algo. Porque nada es gratis en este mundo.
Hace unos días, luego de una espera excesivamente larga, los ediles departamentales recibimos de manos del intendente Moreira el resultado de una parte de la auditoría que le encargó el mismo día en que asumió su cargo a la empresa Pricewaterhouse Cooper. la Price hace un trabajo aparentemente muy serio, investiga toda la administración y analiza en qué estado se encuentra cuando asume el actual intendente. Más que nada para ver en qué estado dejó las cosas el anterior intendente Zimmer. Lo que la Price comprueba es algo que se veía venir: hubo una década zimmerista de desorden, apartamiento de las normas, desapego a todas las reglas de la buena administración, favoritismo hacia los amigos y un asombroso sentimiento de poder actuar de cualquier manera, total nadie va a decir nada.
Dice la Price que «casualmente» había dos o tres empresas que siempre ganaban todas las licitaciones convocadas por la Intendencia. Esas empresas siempre se presentaban y siempre ganaban, a tal punto que otras empresas del departamento ya ni siquiera se molestaban en hacer una presentación para realizar una obra, porque ya sabían que la iba a ganar Seritex o Ramón Alvarez. Eran como el carro del Chaná: estaban prácticamente fuera de concurso. Incluso la Price encuentra un informe elaborado por la asesoría técnica de la Dirección de Obras de la Intendencia donde dice que Seritex tiene «carencia de capacidad técnica» para realizar determinada obra y aun así el Intendente Zimmer y el Secretario General Pablo Manito, resolvieron adjudicar la obra a esa empresa. Que generalmente se quedaba con la mitad de las obras. La otra mitad era para Ramón Alvarez.
En más de un informe, el contador delegado del Tribunal de Cuentas informaba que de proseguir el endeudamiento, los próximos intendentes se iban a ver perjudicados, porque las deudas iban a sobrevivir al mandato de Zimmer. Aun así, las contrataciones continuaban. Y no solo continuaban, sino que se ampliaban. Porque cada vez que una de estas empresas agarraba una obra de la Intendencia, a las pocas semanas la dupla Zimmer-Manito le otorgaban lo que se llama una «ampliación de obras», eso significa que se le extendía el plazo y obviamente se le aumentaba el pago a la empresa. En casi todos los casos, la ampliación llegaba al 100%. Esto significa que estas empresas terminaban embolsando exactamente el doble de la cantidad inicialmente acordada.
Las irregularidades se suman a medida que uno avanza en la lectura del informe entregado por Moreira: la gran mayoría de las obras entregadas (casi pongo «regaladas») a estas dos empresas, no contaban con la autorización ambiental previa, como exige la ley. Esto llama la atención, ya que el Partido Nacional mantiene en sus discursos la preocupación por el medio ambiente.
Dice la Price: «El desorden administrativo es tan grande que aún no se puede conocer la gravedad de los perjuicios, pero la existencia de los mismos es indudable». Esta última frase muestra una parte importante del problema: lo que comienza siendo un desorden administrativo, termina costándonos dinero de nuestros bolsillos; cientos de millones de pesos en deudas que no pagaremos en cinco años, algunas empresas que se beneficiaron de los privilegios y una forma de gobernar Colonia como si fuera un bolichón de cuarta categoría. Intendente Zimmer: siempre nos vamos a acordar de usted.