Nostalgia a las cabinas telefónicas de Antel

Una de las tantas esquinas con cabinas telefónicas de Antel que nadie usa.

Por Elio García 

– Aquí la pusieron en la década de los noventa creo. Todas las semanas venía un funcionario de Antel y le hacía el mantenimiento. Después ese señor se jubiló y el otro que pusieron no era tan detallista- dice una vecina mirando la cabina telefónica de Antel.

Así comenzó una charla en la calle con una vecina, próxima a una de las tantas cabinas telefónicas que existen en la ciudad de Carmelo y que ya nadie usa, es más, debería averiguar en ANTEL si están en servicio. Creo que lo voy hacer el lunes.

Dicen que ya no venden más tarjetas y tampoco monedas. Dicen los que saben que hasta los niños tienen celulares. Y sin embargo aún hoy, allí están algunas de estas cabinas telefónicas utilizadas a lo largo y ancho de todo el mundo y hoy en franca decadencia, por lo menos en Uruguay, donde hasta creo que esto ya es cosa vieja.

En el año 2013 el diario El País se detenía en una nota pintoresca anunciando su final, «en 2005 a 2012 se retiraron de la vía pública 6.642 cabinas telefónicas y no hay plan de reciclaje» decía la nota.

Pasa tan rápido el tiempo que un niño te puede preguntar para qué hay un teléfono en la calle, pero también puede ser una excusa para hablar con alguien desconocido, como cuando hacemos mención al pronóstico del tiempo. Y aquella charla se inició mirando la cabina.

-Aquí en el barrio era muy útil porque había vecinos que no tenían teléfonos. El vendedor de quiniela del barrio la usaba para llamar a la Banca. -nos dice la señora mirando con nostalgia ese enorme mamotreto que aún esta en pie y nadie utiliza.

Las cabinas telefónicas de Antel ya no sirven ni para simular una llamada. Todos saben que no funcionan. Ningún espía puede por ejemplo utilizar esa técnica tan vista en el cine de antaño en simular estar hablando con alguien y controlar los movimientos de alguien.

Allí están, de tanto estar se vuelven invisibles y ni siquiera las retiran. Las dejan tal vez como testimonio de la telefonía que fue y supo ser. O esperando que el tiempo se encargue de destruirlas totalmente.

Uno piensa la cantidad de gente que la utilizó, las cosas que se dijeron desde ese tubo y las otras que escucharon. Las buenas, malas, tristes o lindas novedades que un ciudadano cualquiera hace tiempo ya debe haber hablado desde esa esquina.

-¿Usted se imagina qué pasaría por ejemplo con alguien que no tiene celular y quiere llamar?, me preguntó llena de curiosidad aquella vecina.

-No tengo idea le respondí, -y de inmediato tomé el tubo y escuché si había señal.

Del otro lado de la linea no había nadie.

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