Por Elio García
Hace poco se conocieron detalles de las razones por las que el Aeropuerto de Zagarzazú ha dejado de ser internacional. Y son razones serias, técnicas que nadie debería cuestionar.
Por eso voy a escribir de otra cosa, de la gente que se alegró de esa información y lo expresaron abiertamente en las redes sociales. Esa extraña manera de ponerse contento marca claramente la poca altura de un debate inexistente. Es que el verdadero problema es que estoy convencido que a pocos les preocupó esa decisión fundamentada por las autoridades nacionales.
En las últimas décadas el retroceso de la conectividad entre Carmelo y la Argentina es evidente. Y esto parece importar poco. No es tema de agenda de nadie.
Desde el cierre del Consulado Argentino en Carmelo, pasando por los serios problemas en la conexión fluvial entre ambas orillas, el estado actual del atracadero luego de la gran tormenta y el cierre del aeropuerto en su condición de internacional, hemos ido perdiendo la integración que en otros tiempos supimos cultivar con nuestros hermanos argentinos.
Basta concurrir cualquier noche sin nubes para ver en la Playa Seré la contaminación lumínica de la noche porteña que inunda parte del horizonte para comprobar esas cercanías geográficas que ningún discurso podrá omitir.
El camino más fácil es depositar las culpas en los gobernantes, políticos e inversores. Es gratis hablar sobre un proceso complejo que se ha venido consolidando en el imaginario de gran parte de la sociedad carmelitana con una mezcla de resignación, envidia, odio y discurso militante.
Pero lo que uno ve realmente es otra cosa.
No importarnos nada es la tendencia. Ver como ajenas cosas que pensamos son negocios para tres o cuatro vivos. Acusarnos de alcahuetes porque no transitamos el relato polìticamente correcto del momento.
Es en esa mirada donde esta el error histórico, pensar que uno esta escribiendo desde una trinchera ideológica defendiendo banderas que en realidad sabemos son de plástico.
Tenemos un problema: cada vez más en los temas que deberían convocarnos nos alejamos.
El gobierno uruguayo anuncia una inversión de seis millones de dólares para los pasos de frontera en Paysandú y Fray Bentos, ese es un dato geopolíticamente veraz sin opiniones ni estupideces.
Aquì en Carmelo nada parece importar. Y los que podrían decir algo serio dicen pavadas, algunos incluso se hacen los distraídos.
Nadie mueve un dedo.