Por Daniel Abelenda
“Este es un Departamento alfabetizado; culto es otra cosa.” La frase pertenece a un viejo amigo, maestro de Primaria de larga trayectoria en varias escuelas de Colonia, y se la escuché hace más de una década, en un diálogo que mantuvimos en un ómnibus que nos llevaba a nuestros respectivos destinos docentes. ¿Qué había querido decir? Confieso que entonces, no entendí el alcance de esta afirmación de mi colega; aunque conociendo su capacidad intelectual, la guardé en el disco duro de mi mente.
Hasta que hace un par de semanas, al ver una de esas noticias que salen en los diarios de circulación nacional, y no tienen casi repercusión, recordé la premonitoria frase.
Se trata de una publicación de EL PAÍS, de hace un par de semanas, difundiendo cifras del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (organismo oficial que funciona en la órbita del MEC) sobre los PORCENTAJES DE JÓVENES que han finalizado la ENSEÑANZA SECUNDARIA (6º. Liceal o UTU) POR DEPARTAMENTO.
En esa tabla, el Departamento de Colonia se ubica apenas en la mitad, pues solamente exhibe un 31 %, y muy cerca de Cerro Largo, el peor guarismo: 27 %.
Encabeza Montevideo (50%), seguido de Canelones (42 %), Florida (41 %), Paysandú (35 %), Salto (34 %), Artigas (32 %), Colonia (31%).
Los números tienen la enorme virtud de ser objetivos. En lo personal, me sorprendió muchísimo la ubicación de Colonia. Tenía otra percepción subjetiva y, evidentemente, errada. Pensé que estaríamos en el segmento superior.
Nuestro departamento posee una rica tradición en educación pública, con instituciones señeras a nivel nacional, como el Liceo “Daniel Armand Ugón” (el primero del Interior, 1888), el prestigioso Liceo Departamental “Prof. Juan Luis Perroux” de Colonia del Sacramento (1912), o los “Institutos Normales” (magisteriales) de Rosario y Carmelo (décadas 1940 y 50) y los liceos de las demás localidades, junto con una vasta red de escuelas rurales y urbanas.
Todos estos centros, solían exhibir altos “estándares de excelencia educativa”, mucho antes incluso que se usara esta terminología. De allí, la buena reputación de Colonia, que uno recogía apenas cruzaba el Arroyo Cufré o el Sauce.
Evidentemente, esta realidad ha cambiado. Las cifras son elocuentes: hoy casi 7 de 10 jóvenes (entre 17 y 25 años) no logran completar el Ciclo Secundario, y no pueden acceder a estudios terciarios o universitarios. Y como consecuencia de esta deficiente formación, sus perspectivas -vitales y laborales- se ven dramáticamente acotadas en esta “Sociedad del Conocimiento y la Información” globalizadas del Siglo XXI.