«Y la muerte que yo siempre había considerado la magnitud más importante de la vida, oscura, atrayente, no era más que una tubería que revienta, una rama que se rompe con el viento, una chaqueta que cae de la percha al suelo.»
Karl Ove Knausgard (La muerte del Padre)
Por Elio García /
Arthur Neveille Chamberlain fue un político conservador británico que llegó a ser Primer Ministro del Reino Unido, famoso hasta los años 40 por su política de ser conciliador con los nazis, intentando de esa forma en no llegar a una guerra.
En 1939 fue propuesto para el premio Nobel de la Paz, murió de cáncer seis meses después de haber renunciado como primer ministro, siendo sustituido por su amigo Winston Churchill, después todos sabemos que sucedió.
En Uruguay al suroeste del departamento de Tacuarembó, 15 km al norte de la ciudad de Paso de los Toros existe una pequeña localidad próxima a la vía del tren y a un kilómetro y medio de la ruta 5 con ese nombre: Chamberlain.
Desconozco si fueron los británicos en Uruguay que construyeron la red de ferrocarriles que se les ocurrió bautizar con ese nombre a ese pueblo lejano de todo, que en el último censo registró a 52 habitantes.
Tal vez con el deterioro de la red ferroviaria Chamberlain fue perdiendo sus habitantes. En 1963 vivían 125 uruguayos.
No se necesita concluir en ese lugar común: que en Chamberlain no pasa casi nada importante, porque donde vive tan poca gente, la vida transcurre sin sobresaltos.
En estación Chamberlain, allá lejos y hace tiempo pasaron cosas históricas y no podemos dejar pasar que allí nació una ciudadana ilustre, la poetisa uruguaya Sara de Ibañez, reconocida ni más ni menos que por Octavio Paz, pero esto no es el tema de la nota.
Y en eso llegó Fidel
El 3 de mayo de 1959, cuatro meses después del triunfo de su revolución, Fidel Castro llegó por primera vez a Uruguay, estuvo 48 horas. El país sufría los embates de las inundaciones del 59 y pidió visitar Paso de los Toros.
Voló en un C-47 y allí en un helicóptero anduvo por la zona. La mayoría de los habitantes habían sido trasladados a la Estación Chamberlain y allí llegó Fidel. Conversó con la gente, realizó regalos a niños y en una carpa muy grande estuvo unas tres horas compartiendo un almuerzo con los inundados.
Y después se fue.
Y nunca más la Estación Chamberlain fue noticia pero está el registro de esta personalidad que lideró una revolución y produjo desde su irrupción fascinación y desencanto, amor y odio. Un hombre que con solo nombrarlo, aún hoy, te ubica para muchos en un lugar del mundo. Simpatizar con él te identifica en un sitio imaginario y combatirlo en otro.
Resulta curioso que alguien que durante decenas de años no fue indiferente para nadie, que en muchas oportunidades estuvo en el centro de la opinión mundial, haya estado en el lugar más invisible del Uruguay: en Estación Chamberlain.
Aún hoy en ese lugar debe haber recuerdos y personas que siendo niños vieron llegar desde el aire al Comandante Fidel.
Hoy todos hablan de Fidel Castro en términos políticos. La vida de Castro se fue apagando como la de cualquier mortal. Todos se asombran que sobrevivió a diversas crisis, invasión incluida, caída del bloque soviético.
Nadie se asombra que Estación Chamberlain sobrevivió a Fidel Castro. Que aún unos cincuenta uruguayos viven en el lugar que el comandante eligió para llegar y comer junto a los inundados del 59.
A ningún periodista uruguayo se le ocurrió viajar a Estación Chamberlain para indagar sobre esta historia.
Es que tal vez, aún hoy, Estación Chamberlain sigue quedando muy lejos.