Hoy está muy de moda decir que la autoridad se retiró de su función. A eso le llaman «tercerización», otros simplemente «olvido» o peor aún «desinterés.»
Así es que “la autoridad no ejerce autoridad” dice mucha gente. Imaginemos entonces -con esa realidad arriba- las ausencias en cuestiones de vida cotidiana que no implica responsabilidades civiles, pero hacían a la esencia de vivir en comunidad
Escribo sobre unas personas que ya están en franca retirada. Hablo de las vecinas que barrían las veredas. Mayoritariamente eran mujeres, amas de casa o alguna abuela, tía o de otro parentesco que vivían en el mismo hogar.
Las vecinas diariamente cumplían un ritual que era barrer las veredas, disfrutaban también de la conversación entre pares, y todo relucía. Era un hecho cotidiano, barrer las veredas. Y quienes lo hacían tenían tiempo y ganas. Disfrutaban de la limpieza. No era una tortura ni considerada una actividad vergonzante. Todo lo contrario. Nadie se cuestionaba nada.
La casa era entonces una prolongación que no terminaba en el zaguán, iba un poco más allá, hasta el cordón de la vereda y las había prolijas y otras algo descuidadas, pero en aquellas casas una escoba duraba el tiempo necesario, unos meses, por más buena calidad que tuvieran.
De allí el dicho “escoba nueva barre bien”. Hoy si lo utilizas en una charla nadie lo entendería.
Ya no se ven personas barriendo. La familia se retiró de esa función. No le interesa que su vereda este limpia. Peor aún, considera que son otros los que deben cumplir con esa tarea, las autoridades municipales, por ejemplo.
Nuestra primera impresión, esa pisada al salir de casa es casi siempre en un sitio donde no hay limpieza. Hay mugre.
No está bueno tener la vereda limpia. No es mi problema. No es un asunto que sea considerado importante. Mi vereda no es mi vereda. Ese parece ser el razonamiento que prevalece en la sociedad. Nadie protestará ni juntará firmas por la ausencia diaria del barrido y limpieza.
Estoy seguro -además- que la venta de escobas disminuyó sustancialmente en los últimos veinte años. Me gustaría conocer cuántas fábricas de escobas existen en Uruguay.
Hoy la escoba sigue siendo un juego de cartas y en cada carnaval la figura del escobero no ha sufrido modificaciones. Pero la escoba aquella que juntaba hojas, papeles, tierra y otros regalos olvidados ha desaparecido junto a nuestra educación ciudadana.
Pregunte a cualquier persona con autoridad si conoce el precio de una escoba.
Se sorprenderá.
Elio García