El proyecto Biovalor seleccionó 11 propuestas piloto, de 19 presentadas, de emprendimientos agropecuarios que desarrollarán experiencias de valorización de residuos orgánicos. Los beneficiados invertirán 1,8 millones de dólares, con una contraparte estatal de un millón de dólares. Para la elección se priorizaron las iniciativas que involucraban a productores de pequeña escala y ubicados en la cuenca del Santa Lucía.
El plan de valorización de residuos orgánicos es una iniciativa de los ministerios de Industria, Energía y Minería, de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente y de Ganadería, Agricultura y Pesca, que cuenta con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).
María José González, coordinadora del proyecto Biovalor, explicó que una de las líneas de acción promueve el asesoramiento de productores para implementar proyectos demostrativos.
Para ello, el año pasado se convocó a interesados en presentar propuestas en diversos sectores.
En ese marco, se presentaron 19 iniciativas, de las cuales se seleccionaron 11, que, en carácter de experiencia piloto, producirán biogás, combustibles alternativos, fertilizantes orgánicos-minerales, tecnologías y pirolisis, como se llama el proceso termoquímico por el cual el residuo orgánico se transforma en una mezcla líquida de hidrocarburos, gases combustibles, residuos secos de carbón y agua.
El proyecto Biovalor cofinanciará la implementación de estos proyectos en 2017 y 2018, con una inversión de un millón de dólares para la totalidad de las iniciativas, al tiempo que los productores deberán aportar 1,8 millones.
Esas iniciativas apuntan a experimentar en la valorización de residuos y obtener lecciones aprendidas, para, a partir de allí, planificar qué acciones se debe desarrollar en Uruguay con el fin de seguir promoviendo esa política para que sea replicable en el resto del país y con otros productores.
El criterio de selección utilizado fue priorizar los proyectos ubicados en la cuenca del río Santa Lucía, para así promover el tratamiento de efluentes que suelen derivarse a los cursos de agua de manera inadecuada.
Si bien este llamado no excluyó a grandes emprendimientos, también promovió la participación de los de pequeña y mediana escala, a los que se les otorgó un puntaje extra. Las iniciativas seleccionadas fueron las más interesantes en lo que refiere a la posibilidad de replicarse como posibles soluciones para atender problemas de todo el sector.
Entre los seleccionados hay empresas que prestarán servicios a otros productores, a otros agrupados en asociaciones, y que facilitarán una solución para el tratamiento de residuos, que se ubicarán cerca de donde se encuentran los puntos de generación de los mismos.
González explicó que el transporte de residuos es costoso, por lo que la localización de estas plantas es una variable importante en la ecuación del productor.
Para 2018 se espera tener implementados los 11 proyectos demostrativos, tomando los primeros aprendizajes, y tener instrumentada no solo información, sino también una política pública que promueva la valorización.