Los sacerdotes de la Diócesis de Mercedes junto con el Obispo, Mons. Carlos Collazzi, emitieron un comunicado en el que expresan su “preocupación y dolor” ante “la difícil situación que atraviesas muchos trabajadores y sus familias, provocada por el cierre de las fuentes de trabajo y la fragilidad y disminución de empleo estable y seguro”.
Advierten que esta situación añade “una nueva expresión de violencia a otras tantas ya establecidas” y que “el derecho fundamental al trabajo que dignifica a cada persona como cooperador y co-creador de un mundo mejor”, está “sujeto, esclavo de la especulación que antepone, el capital y la ganancia, al ser humano”.
Sin entrar en “análisis ni interpretaciones de orden político o económico que corresponden a los idóneos y a los responsables en quien el pueblo ha depositado su confianza” los sacerdotes invitan a discernir sobre “esta desafiante crisis laboral”. En este sentido instan a estar cercanos con las familias castigadas por la crisis, a poner en práctica obras de misericordia en este tiempo cuaresmal que comienza el 1 de marzo, Miércoles de Cenizas y a promover espacios de diálogo “sincero, honesto y constructivo” entre las partes en conflicto.
El comunicado finaliza con el deseo de que “el misterio pascual, ilumine, fortalezca y anime a empresarios, trabajadores y responsables de la economía y la política, en la búsqueda de soluciones de trabajo digno y estable que priorice a la persona y la familia por encima del capital y la renta.”
Los sacerdotes y el Obispo efectúan esta reflexión e invitación ante la inminencia del inicio de la Cuaresma que para la Iglesia es tiempo de conversión (arrepentimiento y cambio) que prepara para la gran fiesta de la Pascua.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
Texto del comunicado del Presbiterio de la Diócesis de Mercedes
DIÓCESIS DE MERCEDES
ANTE LA SITUACIÓN LABORAL EN SORIANO Y COLONIA
Nosotros, el Presbiterio junto con el Obispo de esta diócesis vemos y contemplamos con preocupación y dolor la difícil situación que atraviesan muchos trabajadores y sus familias, provocada por el cierre de las fuentes de trabajo y la fragilidad y disminución de empleo estable y seguro.
Esto provoca inestabilidad, incertidumbre económica y social para aquellos que no tienen otro capital que no sea su trabajo o la pequeña empresa familiar en el sector agropecuario.
El hombre y la mujer, cada familia y en ellos la vida social y económica de nuestros pueblos y ciudades se ve dañada gravemente añadiendo una nueva expresión de violencia a otras tantas ya establecidas.
El derecho fundamental al trabajo que dignifica a cada persona como cooperador y co-creador de un mundo mejor, lo vemos sujeto, esclavo de la especulación que antepone, el capital y la ganancia, al ser humano.
Dejémonos iluminar por el evangelio de Jesús para discernir esta desafiante crisis laboral. Sin pretender análisis ni interpretaciones de orden político o económico que corresponden a los idóneos y a los responsables en quien el pueblo ha depositado su confianza.
Nosotros los Sacerdotes volvemos a recordar y hacernos eco de las palabras de Jesús cuando nos habla de un señor, dueño de una viña que sale a toda hora a buscar y ofrecer trabajo a los desocupados para que cada uno obtenga un jornal digno y suficiente para proveer a su familia.
El dueño de la viña, está como empecinado en que todos trabajen. No se resigna a ver desocupados, sin hacer nada. Así propone el “Carpintero de Nazaret” una cultura del trabajo para todos. (Cfr. Mt. 20. 1-16)
Por eso desde nuestra pobreza y confianza en el Señor Jesús proponemos:
– La cercanía y solidaridad con las familias más castigadas por esta crisis.
– La oración confiada de todas las comunidades por los trabajadores y las fuentes de trabajo.
– Espacios de diálogo sincero, honesto y constructivo entre las partes en conflicto.
– Como gesto de una profunda espiritualidad cuaresmal sensibilizar la puesta en práctica de las obras de misericordia entre las que podemos agregar a las ya conocidas: “ser solidarios y cercanos con los que han perdido el trabajo”.
El Espíritu del Señor Resucitado, que nos dispone a renovar el misterio pascual, ilumine, fortalezca y anime a empresarios, trabajadores y responsables de la economía y la política, en la búsqueda de soluciones de trabajo digno y estable que priorice a la persona y la familia por encima del capital y la renta.»
La Paz (Dpto. de Colonia), 24 de febrero de 2017