Vivimos inmersos en ambientes de información digital que permean toda nuestra existencia aunque a veces no lo notamos.
La gran penetración que tiene la tecnología de la información nos permite conectarnos con cualquier persona no obstante que esté en el otro lado del mundo, formar redes, crecer nuestros negocios y cultivar nuestra mente. Y, sin embargo, es fácil abusar de la tecnología y padecer de una especie de sobredosis de data e incluso alienarnos de nuestra realidad inmediata. Antes de que esto te ocurra, podría ser prudente tomar medidas preventivas y tomar ciertas vacaciones como una sana prescripción para cultivar el equilibrio.
Existen buenas razones para tomar esta iniciativa que ha sido popularizada ya como una «détox digital», un periodo de desconexión de Internet y aparatos como computadoras, teléfonos y tablets para hacer algo así como un «reboot» o reinicar el sistema y refrescar la mente y el cuerpo.
Desintoxicaciones digitales han sido asociadas con todo tipo de beneficios, desde dormir mejor, tener más y mejores conversaciones, hasta mejorar la postura, a la vez que pasar demasiado tiempo en línea produce insomnio, narcisismo y algunos trastornos cognitivos.
Por esto es que te damos cuatro buenas razones para que hagas (o consideres hacer) un détox digital.
Estar conectado todo el tiempo podría hacer que te desconectes de tu entorno
En un estudio reciente, investigadores daneses descubrieron que personas que participaron en un experimento en el que dejaron Facebook por una semana, notaron cambios positivos como mayor conexión con sus familiares y una mejoría en su comunicación. Esto seguramente podría ser potenciado aún más si la desconexión no sólo abarca a Facebook sino a todas las plataformas.
Claro que es muy difícil que podamos hacer esto por mucho tiempo, pero hacerlo por lo menos un día o dos y observar como nos relacionamos con las personas puede hacer que te des cuenta de cosas importantes.
Todos hemos visto a una persona en la calle o a un turista en algún sitio que está demasiado involucrado en su celular para notar las cosas maravillosas que están pasando a su alrededor y probablemente lo hemos criticado. Lo terrible de esto es que seguramente nosotros hemos sido como esa persona, sólo que evidentemente no nos hemos dado cuenta de lo que nos hemos perdido por estar ensimismados con nuestros aparatos.
Saltá del agua para entender el océano
Esta segunda razón se conecta con la primera pero tiene algunos matices diferentes. Hasta que no te separás un poco de la tecnología es difícil que puedas entender todos sus efectos. Observá cómo funciona tu mente cuando no estás interrumpiendo tus pensamientos o conversaciones con mensajes en tu teléfono, con búsquedas en Google o alguna otra actividad fragmentaria común a tu consumo de información. ¿Te podés concentrar fácilmente? ¿Si no estás recibiendo estos pequeños estímulos te aburrís fácilmente? ¿Realmente necesitás tener tu teléfono con vos las 24 horas del día? Pensá en lo que escribió el téorico de medios Douglas Rushkoff: “Si no sabes cómo funciona el sistema que estás usando, es probable que el sistema te esté usando”.
Te conecta con los ritmos naturales
Uno de los efectos negativos que tiene el excesivo uso de la tecnología, particularmente de pantallas en la noche, es que afecta los ciclos naturales de producción de hormonas como la melatonina (que regula el sueño). Es por eso que pasar mucho tiempo frente a pantallas puede provocar insomnio (si de todas maneras vas a hacerlo te recomendamos esta app que cambia el color de la luz en la noche).
Al no estar siendo constantemente interrumpido por mensajes y obligaciones de trabajo comunicadas vía electrónica, uno puede dictar su propio tiempo o simplemente observar como pasa el tiempo alrededor de nosotros, marcado por los cambios en el entorno.
Por otro lado, al desconectarnos y no depender de una computadora o algún aparato para entretenernos es muy probable que busquemos hacer cosas en la naturaleza (o incluso que reflexionemos sobre nuestra naturaleza interna). El ser humano cada vez pasa más tiempo en ciudades lejos de árboles, ríos y montañas, y esto está contribuyendo a generar más enfermedades mentales, como demuestran algunos estudios. Desconectarte puede ser una excelente excusa para reconectarte con la naturaleza y cosechar algunos de los beneficios de relajación y anti-estrés que genera pasar el tiempo caminando en un bosque o nadando en el río.
Mejora tu productividad
Paradójicamente dejar de utilizar la tecnología digital luego puede hacerte más productivo cuando la vuelvas a usar. Nos permite descansar, pero no sólo del trabajo en sí, sino de la habituación y de los medios específicos a los cuales hemos formado dependencias para vertir nuestra expresión creativa.
Asimismo, un détox digital es la oportunidad para «salirse de la caja» y pensar de otra forma, sin la influencia del medio en el que realizamos nuestro trabajo. Grandes pensadores como Nietzsche o Kant celebraron el valor de tomar caminatas como inspiración para sus ideas. Dejar de pensar en el trabajo y alejarte de tus herramientas de trabajo, puede ser justo lo que necesite para que cuando regreses tengas todas tus ideas en orden y algunas nuevas gestándose debajo del umbral de la mente consciente.
¿Cómo saber si el cuerpo te está pidiendo un détox digital?
- ¿Consultas el mail y/o las redes sociales más de 10 veces al día?
- ¿El móvil es lo último que ves antes de dormirte y los primero que miras por la mañana?
- ¿Te llevas el móvil al baño?
- ¿Tus jefes o clientes te asedian por tierra, mar y whatsapp, sin tener en cuenta horarios laborales?
- ¿Has estado a punto de ser atropellado en alguna ocasión por ir distraído mirando el móvil por la calle?
Si contestaste afirmativamente a dos o más de estas preguntas, seguramente es hora de darle una tregua a tu mente.