Este domingo, 9 de abril, se dio comienzo a la Semana Santa con la celebración del Domingos de Ramos. La celebración, presidida por el Cadenal Daniel Sturla, comenzó con la bendición de los ramos de olivo y laurel en la puerta de la Ciudadela. Hasta allí se trasladaron cientos de personas para después participar en la procesión que tendría como punto de llegada la Catedral Metropolitana. Allí también esperaban muchos fieles para celebrar la Misa que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén.
El Cardenal Daniel Sturla comenzó su homilía diciendo que “a veces me viene como la tentación de ser ateo. La macana es que esta tentación la dialogo con el Señor, y le digo:»Señor que macana que no soy ateo”. Precisó que “No se me ocurre ser agnóstico, eso sí, aunque en la mentalidad uruguaya quedaría mucho mejor. Sería como tantos intelectuales que dicen:»Yo no afirmo, ni niego”. “Pero eso no va conmigo”, afirmó.
El Arzobispo de Montevideo se preguntó “Pero por qué esta tentación de ser ateo”. Señaló al respecto que “hemos escuchado que un hombre dice ser Dios pero en la cruz dice esa frase tremenda: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Y recordó a quienes murieron en Egipto dos atentados en Iglesias coptas, más de una treintena de personas que murieron por la explosión de dos bombas en dos Iglesias coptas, celebrando el domingo de Ramos. Pero enfatizó que pensaba aún más en “las familias de esas víctimas que estarán preguntándose “¿qué pasó?”.
El Cardenal dijo que ante la pregunta a Dios “¿Por qué permitiste que pasara esto tan tremendo?”, existe la tentación de responder “y bueno, este Jesús es un loco más de la historia, de esos que cada tanto aparecen o alguien que dijo por ahí una cosa interesante, pero era solo un hombre y terminó como debía”. “Eso nos da cierta tranquilidad” enfatizó.
El Arzobispo aseveró que muchas veces se puede tener la actitud de pensar “Buena suerte, mala suerte. Se alinearon los astros, no se alinearon los astros”. Pero sostuvo que “frente a esto está la victoria de la fe, que precisamente no ve, en esto tan tremendo que hemos escuchado en la Pasión, una realidad absurda sino el misterio del amor sin medida”.
Hacia el final de la homilía, el Cardenal Daniel Sturla llamó a renovar la fe. Pero advirtió “Si renovamos nuestra fe, no seamos cristianos tibios” y mencionó a los discípulos de Jesús que “no pudieron estar con él ni siquiera una hora. Se durmieron”. Pidió a los fieles “Vivir con plenitud estos días y no estar dormidos. Acompañemos a Cristo en la cruz”. Recordó que el Señor “ha pagado nuestra deudas, con el perdón y la misericordia”.