Es posible que ya hayas oido hablar sobre el nesting. Aparentemente, una nueva tendencia que consiste en no salir el fin de semana. Puede traducirse como «anidar» o «quedarse en su nido». Ese tiempo de reposo de actividades que implican desgaste físico y mental ayuda a recargar energías, reduce la ansiedad y mejora las conexiones mentales, según expertos.
De todas maneras, esto no es algo nuevo, ocupa un espacio que ya está hasta en el diccionario. Una tendencia acuñada a principios de los 80: el cocooning. Un término creado por Faith Popcorn -una de las visionarias pop más ubicuas de las tres últimas décadas- para «convertir tu casa en un nido seguro cuando el exterior se vuelve algo aterrador».
El mayor hito del cocooning es figurar en el diccionario Merriam Webster, que define el término como «la práctica de pasar el tiempo libre en casa en vez de salir por ahí». Y que una columna del ‘Washington Post’ de hace 30 años lo definía de forma muy familar para el lector actual:
«[La gente] se ha refugiado en sus guaridas, con sus reproductores de vídeo y compact-disc, en sillones reclinables con auriculares de alta fidelidad».
Cambia «reproductores de vídeo» por «Netflix» y «compact-disc» por «Spotify» y te darás cuenta de que lo único que nos separa de la generación precedente es la cantidad de cosas con las que podemos no aburrirnos en casa.
Investigadores de la Universidad de East Anglia en el Reino Unido, demostraron que estar siempre ocupados, sobre todo durante la infancia, impide el desarrollo de la imaginación.
Por ello, es recomendable que facilite a sus hijos, tiempos de ocio, que le permitan desarrollar otras funciones mentales básicas, como la imaginación.