Al inaugurar este viernes en Paysandú la II Jornada de Enseñanza en el Interior, el rector Roberto Markarian dijo que «en algún momento la estructura de los Ciclos Iniciales Optativos (CIOs), debe dejar de ser pensada como un problema solo del interior».
La actividad reunió a más de 60 universitarios de todo el país para reflexionar sobre los CIO, su naturaleza y regulación jurídica, y los desafíos de desarrollo hasta el final de la década. Fue inaugurada por el rector, la directora del Centro Universitario Regional del Litoral Norte, Graciela Carreño, el prorrector de Enseñanza, Fernando Peláez, y el presidente de la Comisión Coordinadora del Interior, Tabaré Fernández. «En 2009 se aprobaron los CIO del Área Social y del Área Científico Tecnológica en el CURE. Seguirían el CIO del área Científico Tecnológica y el CIO Social y Artístico para Salto y el CIO del Área de Salud en Paysandú», recordó Fernández. «Sin perjuicio de esto, también surgieron otros proyectos de Ciclos Iniciales pero que ya no aspiraban a ser optativos, sino en realidad segundos años de aquellos iniciales pero orientados hacia formaciones disciplinares: Ciclo Inicial en Matemática y Ciclo Inicial en Biología y Bioquímica».
Al encuentro asistieron coordinadores de Ciclos Iniciales Optativos (CIOS), delegados de las distintas áreas del conocimiento, de la Comisión Académica de Grado, docentes de las unidades de apoyo a la enseñanza (UAE), y coordinadores de carreras en el interior.
El rector indicó que no se debe «descartar mecanismos de ingreso a la institución», y que «ver el problema como más general» implica «algún formato de estructura formalizada -métodos distintos de aprobar materias, etc.-, pensado no exclusivamente como una cuestión del interior sino más general». Ahora bien, «si las cosas que se hacen influyen en la obtención de un título, por más que no haya que verlos como planes de estudio algo tienen que ver, porque nuestra responsabilidad fundamental de formar personal de nivel superior e intermedio tiene que ser coherente».
Hablando desde su condición de docente, Markarian explicó que «la firma de un acta implica un vigésimo del título que obtendrá una persona, así que hay que tener responsabilidad. Hay muchos de estos vigésimos que se corresponden con este procedimiento, y por lo tanto digo que hay que tener cuidado porque no puede ser que haya cuatro vigésimos que tienen una categoría, y los demás son de otra». El rector insistió en que no se trata de «un juicio de valor», sino de que «estamos resolviendo sobre la formación de nuestros estudiantes y eso es uno de los objetivos fundamentales de la institución». También mencionó que en algunos ámbitos «estamos discutiendo el estatuto del personal docente: No hay que verlo como un instrumento más, ya que se refiere al personal básico para cumplir esta función y por eso es muy importante», completó.
Fernando Peláez señaló que el encuentro tenía que ver con el acceso democrático a la enseñanza superior, «que es un derecho humano universal, ya no consagrado como un valor social y cultural relevante sino también como una cuestión muy influyente en lo que tiene que ver con el desarrollo de las personas, de los países y de las regiones».
Comprometidos a colaborar
La Universidad viene trabajando hace varios años con ese objetivo, expresó Peláez. En el plan estratégico para el quinquenio 2015-2019 inclusive uno de los seis grandes proyectos transversales -«Acceso democrático a la enseñanza superior de calidad en todas las etapas de grado»-, tenía entre sus aspiraciones desarrollar una amplia política de becas que permitiera la movilidad de estudiantes desde y hacia diferentes regiones del país.
Según Peláez el programa de CIO «es una idea muy interesante que va a seguir necesitando evaluación, siempre pensando en los estudiantes». Dijo que es deseable hacer un buen seguimiento de los estudiantes que pasen por los ciclos, de manera de poder «mejorar todo lo que haya que mejorar, reorientar y apoyar lo que sea necesario». Desde el prorrectorado y la CSE «ya estamos totalmente comprometidos a colaborar en todo lo que podamos», enfatizó. «Para nosotros lo esencial es escucharlos a ustedes, esperamos realmente aprender mucho de la jornada», concluyó.
Graciela Carreño comentó que la reflexión sobre los CIO se da en un contexto de rediseño institucional: «los Cenur son construcciones nuevas, estamos arrancando, la unidad ejecutora empezó realmente en abril del año pasado», señaló. Por tanto el Litoral Norte está abocado a configurar sus estructuras administrativas y también a organizar los recursos docentes. Sobre ellos indicó que en los Cenur los cargos docentes se clasifican en cuatro tipos, dependiendo de su servicio de origen.
Expresó que los CIO realmente contribuyen a la equidad en el acceso a la enseñanza universitaria, y que también son «una especie de campo experimental». Carreño reconoció que hasta el momento los ciclos funcionaron con mucha flexibilidad, porque cuando algo arranca y está en formación «es muy complejo encorsetarlo entre reglas demasiado rígidas».
A unos años de la experiencia «quizás sí es el momento de empezar a ponernos ciertas normativas, de modo de mejorar», indicó Carreño. Agregó que a mediano o largo plazo su aspiración es que los CIO del Cenur Litoral Norte funcionen en sus cuatro sedes, de manera de ofrecer las máximas posibilidades de acceso a los jóvenes en su territorio, a la vez evitar la acumulación en las dos sedes centrales —Salto y Paysandú—, y absorber en cada lugar la deserción de aquellos que consideran que no van a seguir estudiando.
Vía UDELAR