Reflexiones de un mediocre

Ilustración de Elena Odriozola.

Ayer escuché al ex intendente Walter Zimmer muy suelto de boca en algunos medios de prensa, feliz con la resolución de la Fiscal de sugerir el archivo de nuestra denuncia sobre la venta de la camioneta Toyota de la Intendencia. Dice don Walter que los ediles socialistas que hicimos la denuncia somos unos mediocres y también dijo otras cosas más que no me acuerdo, porque mi mediocridad no me permite registrar muchas cosas en la memoria.

El lector seguramente recuerda los hechos: cuando Zimmer se estaba por ir de la Intendencia, le entregó un poder a una funcionaria de la Toyota para que esta señora pudiera vender una camioneta de la Intendencia. Unos días después de dejar su cargo, Zimmer se presenta a una reunión en la cual estaba esta apoderada y concreta la venta de la camioneta. Es decir que Zimmer ciudadano compró la camioneta que Zimmer intendente había puesto a la venta.

Antes que usted diga: «Y eso qué tiene de malo?», le pido que piense en lo siguiente. Cuando Zimmer deja de ser intendente, el poder otorgado debería perder su validez. De lo contrario un apoderado puede llegar a vender cualquier bien municipal. Segundo: el único ciudadano del mundo que se enteró de que esa Toyota estaba a la venta, fue Zimmer. Podría haber muchos interesados en comprar un vehículo de alta gama de la Intendencia. Pero lo compró Zimmer porque fue el único que se enteró, ya que él la puso en venta pero no lo difundió por ningún medio.

La Fiscal entendió que no hubo delito y ese tema lo dejo por ahí. Soy respetuoso de lo que la Justicia resuelve. Nosotros hicimos la denuncia porque nos parecía que de algún modo podía existir un delito y nuestra tarea como ediles es controlar lo que hace la Intendencia. Eso deberíamos hacer todos los ediles.

En estos días -como decía al principio- Zimmer ha recurrido al insulto en varios medios de prensa: que somos mediocres, que lo quisimos ensuciar gratuitamente. No espero otra cosa de Zimmer. Dejó al departamento más endeudado que nunca: jamás un intendente en toda la historia de Colonia, dejó una Intendencia con una deuda más grande. Contrató solo a los amigos, les compró a las barracas de los amigos y a las canteras de los amigos. Les pagó horas extras solo a los funcionarios amigos y viáticos solo a los que trabajaban para él en las campañas. Fue desde sus oficinas que alguien pidió mediante un mensaje el voto a los jóvenes que habían recibido becas de la Intendencia. Viajó por muchos países sin haber conseguido nada para el departamento y en diez años como intendente no logró dejar una sola obra que al menos nos permita recordarlo con cierto cariño. Ese es el balance magro, pobre y funesto de un hombre que amenaza con volver al ruedo político.

Dice que somos unos mediocres y quizás tenga razón: nadie mejor que Zimmer para opinar sobre ese tema.

Prof. José Luis Pittamiglio – Edil Departamental Partido Socialista (FA)

Salir de la versión móvil