Una empresa privada propuso la idea de rociar con microorganismos los contenedores de Carmelo para limpiarlos. La operativa la realizarían los funcionarios que se encargan de operar el camión recolector de residuos.
Esta Tecnología de los Microorganismos Eficientes, fue desarrollada por Teruo Higa, profesor de horticultura de la Universidad de Ryukyus en Okinawa, Japón. A comienzos de los años sesenta, el Profesor Higa comenzó la búsqueda de una alternativa que reemplazara los fertilizantes y plaguicidas sintéticos y en los últimos años ha incursionado en su uso en procesos de compostaje, tratamiento de aguas residuales, ganadería y para el uso en la limpieza del hogar. Estudiando las funciones individuales de diferentes microorganismos, Higa encontró que el éxito de su efecto potenciador estaba en su mezcla; por esto se dice que los microorganismos eficientes (ME) trabajan en sinergia, ya que la suma de los tres tiene mayor efecto que cada uno por separado. Los ME están compuesto por bacterias fotosintéticas o fototrópicas (Rhodopseudomonas spp), bacterias ácido lácticas (Lactobacillus spp) y levaduras (Saccharomyces spp).
Estos microorganismos efectivos, cuando entran en contacto con materia orgánica, secretan sustancias beneficiosas como vitaminas, ácidos orgánicos, minerales quelados y antioxidantes. Cambian la micro y macro flora de la tierra y mejora el equilibrio natural de manera que la tierra que causa enfermedades se convierte en tierra que suprime enfermedades, y ésta a su vez tiene la capacidad de trasformarse en tierra azimógena. Algo similar ocurre con el agua tratada con EM.
Los efectos antioxidantes promueven la descomposición de materia orgánica y aumenta el contenido de humus. Esto ayuda a mejorar el crecimiento de la planta y sirve como una excelente herramienta para la producción sostenible en la agricultura orgánica.
Los microorganismos eficaces fueron desarrollados en forma líquida a lo largo de muchos años por el científico japonés Prof. Teruo Higa, de la Universidad de Ryukyus (Okinawa, Japón), y el estudio se completó en 1982. Al principio, EM era considerado una alternativa para químicos agrícolas. Pero su uso ahora se ha extendido a aplicaciones en los campos ambiental, industrial y de la salud.
En Uruguay, la tecnología EM fue introducida por la organización de origen japonés OISCA Internacional – Filial Uruguay, que trabaja en el país en alianza con LATU. Desde 2003 se realizan ensayos y se utiliza con muy buenos resultados en horticultura, agricultura y ganadería, así como en usos sanitarios.-