En una nota publicada en El Observador por la periodista Natalia Roba titulada «Relatos Salvajes de una defensora pública», la defensora Luz Marina Dupetit decidió narrar en un libro casos de presiones, violencia y corrupción. En una de esas historias aparece su pasaje por Carmelo.
El colega corrupto
En Carmelo, Dupetit fue testigo de la actuación irregular de su colega defensor, quien además de asistir sólo dos de los cinco días laborales, les cobraba a los clientes, cosa que está prohibida puesto que los defensores de oficio prestan un servicio gratuito y, para acceder a ellos, las personas deben ser de escasos recursos.
Fue testigo de esa irregularidad que definió como «aberrante» en dos oportunidades. En una de ellas, la víctima fue una mujer que había viajado desde Nueva Palmira con sus cuatro hijos en un día invernal y lluvioso de julio. Al llegar le entregó un sobre con dinero. El defensor miró el sobre, le dijo que faltaba dinero y que regresara con más plata para que pudiera empezar el caso. También defendía a estancieros, aunque legalmente no tenían derecho a asistencia pública.
Dupetit también afirma que su colega «elegía» a las personas que defendía. Las interrogaba y si «sabían hacer algo de interés o necesidad para el defensor en su vida privada o particular, por ejemplo ser pintor, herrero, carpintero, podía ser agraciado con el servicio gratuito de asistencia letrada bajo su patrocinio».
A ello se agregaba que, al estar casado con una ciudadana argentina, viajaba de jueves al mediodía a media tarde del lunes al vecino país.
Luego de haber denunciado el caso ante su superior inmediato y no obtener respuesta, decidió viajar a Montevideo y denunciarlo ante el jefe de todos los defensores. La respuesta que recibió fue: «Doctora, el padre de su Colega, que también es abogado, es amigo de cuatro de los cinco ministros de la Corte, no creo que se pueda hacer algo respecto de estos hechos que usted presencia y que otros han venido a informarme».
Pero finalmente el jefe de la Defensoría y otro inspector se trasladaron a Carmelo y le iniciaron un sumario con separación del cargo y retención de medio sueldo. A los pocos días de iniciado el sumario, Dupetit comenzó a recibir llamadas que cortaban cuando ella atendía, y un día ingresó un desconocido a su casa mientas dormía a sus hijos. Denunció estos hechos y días después le notificaron del traslado a su próximo destino: Maldonad; publica El Observador