En el marco del ciclo de charlas promovidas por la Fundación Liber Seregni, y con la mediación de José “Pepe” Mujica, a quien vino a visitar para hacer un documental, Noam Chomsky dio una extraordinaria conferencia pública.
El Salón Azul de la Intendencia se vio colmado de público de todas las edades, que continuaba en el hall con una pantalla gigante. El Presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, dirigió unas palabras de apertura. En su breve intervención, Miranda destacó que “cuando se apuesta al espectáculo, cuando todo es farándula, la Fundación apuesta al debate e invita a la población a debatir ideas”.
Por su parte, Canzani celebró la posibilidad de tener a Chomsky en Uruguay y dirigiéndose a el conferencista dijo “usted despierta nuestra admiración no sólo como académico, sino porque es desde casi siempre, un activista por las causas de la libertad y la justicia”.
El ex Presidente Mujica, leyó un emotivo discurso en el que expresó su afecto personal y destacó que “no hay porvenir sin intelectuales comprometidos”.
Chomsky organizó su conferencia en torno a la idea del “Reloj de la media noche”, una iniciativa de la comunidad científica internacional instalada en 1947, que intenta anunciar la cercanía al “desastre último”. Regularmente los científicos se reúnen y la cercanía a la media noche varía en función de las consecuencias de las decisiones internacionales. En este sentido, el académico avanzó sobre las dos mayores amenazas para la destrucción de la humanidad, que son la tecnología nuclear y el cambio climático. En ambos casos estableció algunos momentos históricos en los que la carrera armamentística y decisiones de los líderes mundiales influyeron en la cercanía de las agujas a la media noche. Uno de ellos fue el uso de las bombas de hidrógeno por parte de EEUU y la URSS en 1953, y anunció que desde ese momento no estábamos tan cerca como ahora en “la era Trump”.Asimismo recapituló las distintas ocasiones en que EEUU rechazó acuerdos que pretendían frenar el avance militar y tecnológico para la guerra. Chomsky alertó acerca del programa de tecnología nuclear instalado por Barack Obama y continuado por el actual Presidente Donald Trump.
Sobre la segunda amenaza: el calentamiento global y el cambio climático; el académico explicó que “mientras todo el mundo toma medidas para sobrevivir, la nación más rica y poderosa de la historia de la humanidad, se dirige entusiasmada hacia su destrucción total”. Y destacó tres sucesos del pasado 8 de noviembre que calificó en la escala de “importante”, “muy importante” y “sorprendente”. Lo “importante” fue la elección en Estados Unidos, lo “muy importante” fue la reunión en marruecos en la que los expertos evidenciaron que se está llegando al límite del calentamiento global previsto en el acuerdo de París. Y el acontecimiento que a su entender es sorprendente es que quienes dirigen las acciones para frenar la “catástrofe” son los indígenas de las distintas regiones de América. En particular se refirió a los procesos de Ecuador y Bolivia, en los que se prevé el derecho de la naturaleza y de los pueblos originarios.
Sobre la migración, Chomsky resumió el proceso de la siguiente forma: “primero destruimos los países y luego los castigamos por querer escapar de las ruinas que nosotros provocamos. Esa es la crisis de los refugiados, una crisis moral”.
El conferencista habló de los embates neoliberales y de cómo ellos torcieron los procesos de los países en lo que respecta a los derechos de las personas, la concentración de la riqueza y la democracia de los estados. “Disminuir la democracia es una característica típica de las políticas neoliberales”, dijo.
Asimismo avizoró una salida posible, el fortalecimiento democrático, con ciudadanos involucrados e informados que se hacen cargo de las decisiones y tuercen los destinos de los países, y del mundo.
Ante las preguntas del público, advirtió acerca de la primarización de la economía y los daños que eso tiene para el desarrollo de la región y del poderío mundial de Estados Unidos aún vigente a través de sus corporaciones que manejan el 50% del comercio internacional.
Cuando finalizó su exposición, invitó a los presentes a reflexionar acerca de una pregunta que planteaba al principio de la conferencia, tomada de un cuestionamiento que hacía Ernest Mayr y preguntó “¿Entonces, es mejor ser inteligente que estúpido?” y agregó “no tienen mucho tiempo para responderla”.
Vía: Frente Amplio