El futuro de las abejas es una preocupación constante para apicultores y científicos. Desde hace varios años advierten de las amenazas a las que están sometidos estos insectos, mientras que los ecologistas aseguran que la población de abejas disminuye de manera constante.
Los apicultores recalcan que tienen dificultades para mantener sanas a sus abejas para cosechar y procesar la miel. Y seguro es, que si las abejas están en peligro esto representa un problema para las personas. No solo porque habrá menos miel, sino sobre todo porque las abejas y otros insectos aseguran que las plantas den frutos. Se encargan de la polinización, es decir, trasladan el polen de una flor a otra ayudándolas a crear semillas y frutas. Gracias a las abejas tenemos manzanas, peras y otras frutas, como así también una gran variedad de verduras.
«Las abejas son muy eficientes. Están constantemente en movimiento buscando provisiones», dice el apicultor Benedikt Polaczek. Durante sus salidas siempre vuelan hacia una misma flor, lo que asegura una buena polinización.
«Aproximadamente ocho de cada diez cultivos alimentarios del mundo dependen de la polinización de las abejas», apunta el experto.
El hecho de que en los últimos años murieran más abejas tiene múltiples razones. En primer lugar, ya no hay suficiente alimento en cualquier parte en la naturaleza. Además, las abejas sufren mucho el frío y la humedad. Los apicultores también observan que las colonias de abejas son atacados por plagas.
Los ambientalistas aseguran que sobre todo los pesticidas y herbicidas ponen en peligro la supervivencia de las abejas. Muchos productos utilizados por los agricultores para proteger sus cultivos de las plagas son tóxicos para los insectos.
Si bien en muchos países ya hay restricciones para algunos pesticidas y muchos agricultores evitan el uso de agentes tóxicos fitosanitarios, muchos científicos opinan que estas medidas no alcanzan para proteger a las abejas. Sin embargo, hay especialistas que aseguran que las consecuencias para las abejas no son tan desfavorables como se temía.
Independientemente de cualquier opinión, hay apicultores aficionados que se dedican a la protección de las abejas formando sus propias colmenas o poniendo plantas atractivas para los insectos.
Los apicultores también buscan permanentemente nuevos caminos para asegurar su supervivencia. El futuro es promisorio: «Según recientes informes, las colonias de abejas se están recuperando de a poco», señala Polaczek.
dpa