Por Elio García /
La argumentación, escribe Pablo da Silveira, en su libro “Cómo Ganar Discusiones”, no es un asunto de palabras sino de ideas. Si vamos a convencer legítimamente a alguien, lo que podrá persuadirlo no serán las palabras que empleemos, sino los razonamientos que formulemos mientras hablamos.
El viernes, en la Junta Departamental de Colonia hubo una escenografía montada donde nada de lo que allí se argumenta parece tener valor, porque no es necesario convencer a nadie, todo lo sustancial se arregla en otros ámbitos y cuando el Edil llega a ese recinto republicano solo puede tener la oportunidad de hablar bonito y nada más.
Una profunda crisis se muestra en lo que allí se dice, se presentan puntos de vista que nada inciden en las decisiones reflexivas de los individuos. No hay posibilidad de convencer con el arte de la palabra, basada en argumentos tales, que en otros tiempos generaban en la opinión pública cambios e incluso revoluciones.
Hoy «la fiesta» no solo es el despilfarro de los gobiernos, sino el baile y la música que se escucha en estas sesiones interminables donde todo está cocinado.
Ya se
El viernes a las tres de la tarde hablé telefónicamente con el Edil Martín Pérez del Partido Colorado, le pregunté cuál iba ser su voto, me dijo que lo iba a discutir a las diecisiete horas con gente de su bancada, no lo tenía claro, me comentó.
Honestamente no le creí, porque una semana antes, en una charla informal, luego de una entrevista, cuando los periodistas apagamos los grabadores, el propio Dr. Carlos Moreira me comentó que le parecía que el voto colorado iba a ser afirmativo.
Una semana antes yo sabía que Pérez iba a votar afirmativo, ni que hablar en el Frente Amplio, que ya se había expedido señalando que no votarían el préstamo en las actuales condiciones. O sea que el viernes pasado todos conocíamos que iba a suceder.
Cuando cada uno de los ediles frentistas fundamentaron su voto no había sorpresas, tampoco en ocasión del turno de los blancos y mucho menos la del solitario edil del Partido Colorado.
El Edil Heber Márquez (FA) -incluso- puso como ejemplo una historia popular que mostraba un espectador ingresando al cine del pueblo justo cuando en la pantalla estaba rugiendo el león de la Metro, decidiendo no ver el film, manifestando –Esta película ya la vi.
Fiestas
Los ediles frentistas dijeron que no se iban a sumar a esta «fiesta blanca» donde se despilfarró dineros públicos en plena campaña política. Los ediles blancos le respondieron con una catarata de asuntos del gobierno nacional que ponen en sintonía la llamada «fiesta» pero ahora frentista citando casos como Pluna y Ancap en una larga lista.
Un solitario Pérez llamó a la gobernabilidad condicionando su voto a la conformación de una comisión de investigación de esa “fiesta” departamental.
A nadie se le ocurrió argumentar que los malos ejemplos no son buenos ejemplos. Mucho menos ningún edil se ha dedicado a analizar la mano que le podría temblar al Dr. Carlos Moreira, ¿por qué debería temblarle? Si lo menciona es porque existe en su imaginario esa posibilidad, ¿a quién puede afectar sus decisiones políticas si amerita el pase a la Justicia?
En sintonía con ese temblor, varios ediles blancos desafiaron a la oposición preguntando si alguien dudaba que si detectaran irregularidades estas pasarían a la Justicia. Hubo un edil que pidió que levantaran las manos aquellos que dudaban.
Así, la cuestión de fondo se presenta como una banalidad, la sensibilidad metodológica de investigación se ha privatizado a través de una consultoría desde el oficialismo.
Las definiciones políticas de los discursos de la oposición argumentan la falta de insumos e información para avanzar en un camino propio de investigación.
Es insólito, nos están confirmando que no hay análisis, lo que permite justificar cualquier declaración o manifiesto sin base alguna de datos objetivos, porque son ellos, la misma oposición que señala sus debilidades de acción, imposibilitados de hacer sus propias investigaciones. Para controlar y analizar hay que investigar, incluso en escenarios hostiles.
100 días
Nadie lo recordó. El gobierno del Dr. Carlos Moreira cumplió 100 días de gobierno, cuando en la Junta Departamental de Colonia todavía se hablaba de cómo comenzar a gobernar. Nadie mencionó esa cifra emblemática de tres cifras, los cien primeros días.
100 días sin ninguna señal clara de nada y de nadie. Sin respuestas a cómo pagar las cuentas. Escuchando balbuceos de jerarcas que no pueden hacer nada porque no hay un peso. Ni siquiera la web oficial funciona que permanece en permanente “en construcción.”
100 días estudiando que hacer.
100 días sin saber cómo, cuándo y cuánto.
¿No es demasiado? Sí que lo es.
Si pretendemos alcanzar logros importantes debemos de tratar en enfrentarnos a la verdad con el mejor punto de vista. Porque de lo que hablamos no es de una fiesta, es sobre una deuda enorme, generada en condiciones no muy claras.
De eso hay que hablar. Todo lo demás no es fiesta, es ruido.