Los ciudadanos necesitamos permanentemente de ejemplos y estímulos para la formación de una mejor sociedad, y los 33 Orientales son ese claro ejemplo y estimulo del que hablo.
En 1819, este conjunto de hombres de diferentes nacionalidades y portadores de una bandera única, tomaron la decisión más extraordinaria que hombres pudieran tomar. Fueron arriesgados, y lo digo en todo sentido, tanto político como personal: tomar una tierra invadida simplemente con audacia, coraje, ánimo y mucho riesgo. Y otra cosa, armamentistamente mucho más inferior que su rival.
Aquellos 33 orientales se pusieron al hombro la nada más y nada menos que la liberación de una tierra conocida como Banda Oriental, y que buscaba su independencia.
Artigas ya en Paraguay, estaba alejado de las cuestiones de la guerra, pero recibía noticias de sus hombres.
El Río de la Plata no se hablaba otra cosa que del desembarco en La Agraciada. La revolución se había iniciado.
Poco tiempo después, el impulso embriagador y valeroso, marcó el camino que llegaría con éxito al 25 de agosto.
Se puede decir que el momento había llegado. La tarea estaba cumplida satisfactoriamente.
A 192 años de aquel año de 1825, debemos volver a mirar aquella hazaña y sus logros. Porque el rumbo se perdió, eso parece. El país parece haberse salido de rumbo, sus gobernantes parecen no ajustarse a la ética política que por muchas décadas este país llevó como bandera en todo el mundo.
El Uruguay pudo construir un Estado exitoso, con políticas sostenidas por la educación, el trabajo, la honestidad, la vergüenza. Un Estado que ya no existe. Y ocurre en este país, pero también lo vemos en otros países que llegaron al poder con el verso del socialismo, cuando eran realmente populistas. Atrás quedó el batllismo, y un estado socialista de verdad; porque vinieron las carreteras, los puentes, el ferrocarril, el trabajo efectivo (y a ningún trabajador se le sacaba del sueldo para mantener a otros ciudadanos …) había justicia social, reformas sociales, como la ley de 8 horas, ley sobre prevención de accidentes de trabajo, ley sobre pensión a la vejez, ferias francas para abaratar el costo de vida, nacionalización del Banco Hipotecario, estatización del Banco de la Republica, y Banco de Seguros del Estado, y puedo seguir.
El Estado hoy aparece débil, ha perdido su capacidad de hacer. Porque el enfrentamiento entre los diferentes grupos que lo componen se destruyen unos a otros. Y no es de ahora, viene de los últimos 10 años.
Hoy se exhiben confrontaciones impensadas. Cotidianamente por la prensa, que deja a luz un partido enfermo y faccioso. Vemos un país envuelto y superado por los conflictos éticos.
Ojalá aparezca, para estimular a la clase política, aquel ejemplo y estimulo de los 33 hombres aquellos que un 19 de abril desembarcaron en La Agraciada y llegaron con éxito al 25 de agosto de 1825. Solo pedimos eso, los ciudadanos de una república que hoy se muestra sin ideas y falta de ética moral y política.
L. Gonzalo Parodi Andrade