“Ser grande es señalar una dirección”
Friedrich Nietzsche
El Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio concluyó que Raúl Sendic tuvo un “proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos.”
Sin embargo, el Presidente Vázquez dijo este lunes que “Sendic ha cumplido a cabalidad, con seriedad y responsabilidad la función que le dio el pueblo uruguayo al elegirlo como vicepresidente” y destacó que “trabajó con honestidad, capacidad, compromiso hacia la gente y con el programa de gobierno” del Frente Amplio.
Mientras el primer mandatario decía eso sigo leyendo: «El cuadro general que presentan los actos reseñados del compañero Sendic no deja dudas de un modo de proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos”, dice el Tribunal de Conducta Política.
“Agravan lo anterior la especial responsabilidad que le imponía la condición de Presidencia del Directorio de ANCAP, y también la forma en que el compañero Sendic ha respondido públicamente a los cuestionamientos de su conducta”, señala el documento generado en el propio Frente Amplio.
Basta leer detenidamente el dictamen del Tribunal de Conducta Política y repasar las declaraciones del Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez en su conferencia de prensa sobre la renuncia a la Vicepresidencia por parte de Raúl Sendic para concluir en el enorme vacío que dejan sus palabras.
Un vacío que duele porque ofende la comprensión lectora de los uruguayos.
Asistimos a la caída de un relato que sostenía la idea en que ser de izquierdas aseguraba una conducta transparente en las responsabilidades públicas de aquellos conductores de los destinos de la República.
Un partido de gobierno que gambetea una resolución de condena y sanciones que hubiera sido ejemplo de seriedad política se conmueve ante una renuncia que nadie pidió.
Del otro lado una oposición que balbucea, que no dijo nada interesante y no lideró nunca un proceso que condujo inevitablemente a la caída de un funcionario público que no estuvo a la altura de las circunstancias.
Un Vicepresidente que no pudo explicar ninguna de sus conductas reprochadas. No lo hizo ante la opinión pública, ante la Comisión de Conducta Política de su propio partido y tampoco en el Plenario cuando adelantó que allí explicaría todo este asunto y sin embargo salió con que renunciaba a la Vicepresidencia.
Queda entonces, la sensación amarga de la consolidación del fortalecimiento de la clase política como un todo compacto integrada por todos los partidos. Una clase política alejada de los intereses públicos, y una izquierda a años luz de esa construcción imaginaria de aquel Hombre Nuevo que alguna vez se hizo carne en la lucha, la militancia y los ideales desapegados de todo interés material.
Con la muerte del relato solo quedarán las cifras de la economía, el crecimiento financiero, la colocación de productos, la mirada mercantilista, la generación de trabajo, la consolidación y reproducción de un sistema capitalista, en el mismo rol protagónico de cualquier partido llamado tradicional.
La pérdida del relato oficial no necesariamente significará pérdidas de votos. En definitiva todo esto sirve para quitar máscaras. Para confirmar que la transparencia, la igualdad de oportunidades, son cosas que se pueden manosear, transformar e incluso olvidar.
Queda entonces este 11 de setiembre de 2017 como una fecha vacía, un discurso olvidable e injusto con la inteligencia de mucha gente.
Elio García