La Fiscalía no vio méritos para dar trámite a los delitos de difamación e injuria en el caso del Inspector Mario Braun contra el Doctor José Duarte, por lo que la Juez habría decidido su archivo sin más consecuencias.
Ayer se conoció también que la parte demandante presentó recurso de apelación.
El caso es una buena oportunidad para poner en debate el rol de los medios de comunicación en función de las redes sociales y cómo la sociedad -en términos generales- primero accede a ellos para dirimir sus asuntos, antes que ir directamente a las instituciones correspondientes como podría ser la Policía y la Justicia.
Es que en estos temas, más allá del indudable interés público surgen aspectos de la vida privada de las personas, de sus rutinas y problemas, aparecen además juicios de valor que son considerados públicamente y puestos también «a juicio» de quienes participan opinando, muchas veces al borde del agravio, sin redes de contención.
Hay una tendencia a «culpabilizar» a los medios de comunicación como lugares donde se fomentan estas actitudes. Sin embargo, muchas veces, no queda muy claro el rol de la autoridad, el papel que juega el Ministerio del Interior, el Poder Judicial, como instituciones donde en definitiva se resuelven estos asuntos y deberían ser el primer lugar donde concurra el ciudadano para dirimir sus problemas.
En un efecto «bola de nieve» las opiniones públicas van subiendo de tono, los nombres de los afectados son puestos en tela de juicio y se produce un efecto nunca antes visto: la viralización de una información sin filtros. Cualquiera dice lo que le viene a la mente.
La duda que persiste, más allá de los fallos judiciales, es si estas conductas erosionan las relaciones sociales entre vecinos, si impactan en la construcción permanente de las buenas prácticas de convivencia y que consecuencias traen en el futuro a quienes enfrentados deberán salir del mundo virtual del facebook o el twitter a enfrentar la vida de todos los días en un pueblo de dieciocho mil habitantes.
Elio García