Hace ya un par de sesiones en el Municipio de Carmelo, el Concejal (Frente Amplio) Eugenio Petit solicitó desalojar las barras para tratar un tema reservado, no estaba en el Orden del Día y no fue muy claro los motivos, se murmuró cómo que era un presunto tema delictivo.
Pero ese no es el motivo de esta nota. El tema es que a la semana comenzaron una serie de hechos muy extraños. Se presentó nuevamente -pero ahora sí en el Orden del Día- un tema reservado. Increíblemente y luego de consultar a actores de todos los partidos políticos e incluso asesores de primer nivel que trabajaron en la redacción de la Ley de Descentralización y Participación Ciudadana, concluyeron unánimemente que los temas no son reservados ni secretos, sí puede ser el debate y el contenido de los mismos.
Pero ahí no termina el asombro, a la sesión siguiente no se trató el tema «reservado», en la lectura del acta no surge ni una mención.
Todas estas series de hechos erosionan la credibilidad institucional del Municipio de Carmelo, porque ninguno de los Concejales planteó sincerar el tema y por lo menos mencionar el expediente de la denuncia, o hacer público qué se está investigando. Porque ahora el manto de sospecha está en todos lados y los funcionarios afectados, si es un tema de presunto acto delictivo, merecen respuestas.
Llama la atención el papel que juegan todos los partidos políticos en este tema, más aún, en este caso el rol de ADEOM quien no se ha interesado por conocer lo que está sucediendo.
¿Será un tema presuntamente delictivo? o será ¿gestionar un dinero o una solicitud a alguna institución «amiga»?, ¿cómo se manejan los dineros públicos, quiénes acercan propuestas y de dónde surgen algunas ideas que son presentadas por los mismos concejales? ¿Dónde está la claridad de los asuntos públicos cuando se tratan temas reservados que se desconoce la temática a abordar?
La gente empieza a darse cuenta
En las últimas semanas se han comenzado a cuestionar algunas instituciones públicas locales dependientes del gobierno nacional y departamental, fundamentalmente el manejo que se le da a dineros públicos, cómo acceden los beneficiarios a ellos -nombres que muchas veces se repiten- y también está en cuestionamiento la atención pública. Esto no lo digo yo, lo empezó a decir la gente y con nombres y apellidos.
Curiosamente el grupo de involucrados o «de notables» con responsabilidad pública -es pequeño- y en muchos casos los nombres se repiten en otras instituciones locales.
En ese contexto hay temas muy graves que nadie le dio continuidad, aquí robaron varias veces en los Barracones del Barrio Lomas, se habló del Ministerio del Interior y del Ministerio de Defensa, todos se quedaron callados la boca.
También robaron en el Corralón Municipal y no pasó nada «porque no había pruebas». ¿Cómo que no había pruebas? Se robaron el balasto, ahí está la prueba.
La ciudad atraviesa una crisis institucional mucho más profunda de lo que se percibe. No solo se oculta información a la ciudadanía, sino que entre ellos mismos se ignoran. En las últimas sesiones el Municipio de Carmelo viene pidiendo que las autoridades de la OPP y de la Intendencia de Colonia vengan a dar explicaciones formales sobre las obras que están haciendo. No viene nadie, solo la Comuna respondió por carta.
Asistimos al efecto boomerang o acción-reacción, que nos dice que “toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa”. ¿A qué ir a un lugar dónde no va nadie?
La falta de cercanía con la gente, la poca transparencia en la información, fue alejando a la gente que no participa prácticamente en nada. Y no es culpa de la población, es el resultado de una política sistemática y compacta en no permitir espacios a los demás.
La participación ciudadana es una herramienta para no estar en la luna, sino cerca de los problemas de la población.
Porque hay un principio básico: los gobernantes necesitan el respaldo del ciudadano.
¿Cuándo se van avivar?
Elio García