Pocas sensaciones son tan desagradables como el hormigueo en las extremidades. Después de pasar mucho tiempo en la misma posición, los pies o las manos están débiles y sentimos que no responden. Coloquialmente, decimos que ‘se nos durmió el pie’.
La creencia popular es que la sangre no circula, pero esa idea es errada. La sensación anormal de entumecimiento, hormigueo o ardor se llama parestesia.
La neuróloga Rebecca Traub dice a Business Insider que la pérdida de sensibilidad en brazos y piernas es causada por la compresión temporal de los nervios. Cuando el nervio está tensado no comunica señales al cerebro correctamente.
“De la misma manera que el agua se atasca al doblar una manguera, las señales motoras en los nervios no pueden transportarse si las piernas están cruzadas o la muñeca doblada. (En su muñeca, un entumecimiento o debilidad constantes se conoce como síndrome del túnel carpiano)”, señala.
Uno de los nervios más propensos a padecer parestesia es el fibular, porque está a un costado de la rodilla y usualmente se ‘duerme’ cuando las personas cruzan las piernas durante largo tiempo.
Para aliviar la sensación, debería bastar con empezar a mover las extremidades y, con ellas, ejercer presión sobre superficies planas.
Si la parestesia es constante, debes acudir a un médico, pues podría tratarse de una lesión nerviosa severa. En nuestra galería, otras causas de parestesia, según el neurocirujano Alexander R. Vaccaroe.