No, no cambia nada de un día para otro, las cosa buenas no vienen de un día para otro, ni las malas se van, al menos no más que en otra fecha cualquiera. Pero la excusa del fin de año es perfecta para pararnos a pensar, hacer balance y seguir, seguir siempre hacia delante.
Tampoco vamos a ser de repente los que siempre quisimos ser y no hemos sido capaces, podemos serlo, aunque nos va a costar el mismo esfuerzo que en cualquier otro momento.
Seguro que muchos coincidimos en deseos y propósitos, pero aquí van los nuestros, lanzados a los mares de Internet llenos de amor y buenas intenciones:
Viajen, viajen todo lo que puedan, en un medio de transporte o con la mente, no para escapar, sino para encontrarnos. Sonrían, sonrían por las pequeñas cosas porque eso es lo que nos hace grandes.
Bailen, como si nadie los estuviera viendo y también como si sí. Equivoquense, amen, lloren, disfruten, lean, sueñen, miren películas, compartan, compartir es vivir, escuchen música, en definitiva, vivan.
Porque ya sabemos que vivir mata, y ya que la vida nos va a matar igual, que nos mate vividos, ¿no?.
Y como sin música la vida sería un error, aquí les dejamos este regalo en forma de repaso. Gracias por habernos acompañado en 2017, ¡nos vemos en el 18!.
Cultura Inquieta