El cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, en el programa “Tendiendo Puentes” de Radio Oriental, del sábado 30 de diciembre de 2017 ha reflexionado a modo de balance de su gestión, como máxima autoridad de la arquidiócesis de la capital de Uruguay.
A lo largo de casi una hora de entrevista con los conductores Gabriela Gómez y Camilo Genta, Monseñor Sturla se ha referido a los grandes desafíos de la Iglesia católica de Montevideo y a la actualidad religiosa de Uruguay. Destacamos algunos acápites, que se pueden oír en “Tendiendo Puentes” 30.12.2017, al igual que la versión completa para aquellos que lo deseen.
Al ser consultado por aquellas voces que esgrimen la mentada laicidad y se opusieron a la instalación de una imagen de la Virgen María en la Rambla de Montevideo y que sostienen que lo religioso debe reducirse al ámbito privado, el prelado manifestó: “con respecto a la laicidad pareciera que se levantaran los muertos, es como una urticaria que, a algunos uruguayos les da cuando la Iglesia se hace presente en el ámbito público, cuando esto es esencial a toda manifestación religiosa. Si nosotros dijéramos que lo político tiene que quedar en el ámbito de la conciencia individual, esta afirmación sería una pavada, una ridiculez.
»La negativa a la instalación de una imagen de la Virgen en la Rambla, obedece a una mentalidad anacrónica, fuera de época, de algunos uruguayos».
Lo religioso de por sí es público, si hablamos de culto, la Constitución de la República en su artículo 5° asegura esa libertad. El culto no es lo que yo hago en mi casa, encerrado en un cuarto del fondo prendiendo una velita, sino que es la manifestación pública de la fe religiosa de un pueblo. Es decir, esa pretensión del laicismo jacobino que hace 100 años tuvo su qué ver, la Iglesia era oficial, había que combatirla, etc., hoy por hoy es totalmente anacrónica. Y es una pena, que aquellos que siguen defendiendo anacronismos de hace 100 años, no se dan cuenta que están fuera de época. En todos los países se ha evolucionado en un sentido positivo; y que en este Uruguay querido, donde la Iglesia es una de las forjadoras de la Nación, se habían dado pasos agigantados hacia una laicidad entendida como pluralidad que se expresa en el ámbito público, en el marco del respeto propio de la sociedad democrática”.
Más adelante Monseñor Sturla comentó que: “Estas manifestaciones contrarias a la visibilidad de la Iglesia, son de algunos grupos que tal vez en su origen tuvieron razones y que en su momento pudieron ser entendibles. Lo que digo es que pasaron 100 años, y el Uruguay y la Iglesia evolucionaron en tantísimas cosas, por lo tanto evolucionemos juntos. Donde en un ambiente plural y democrático, la Iglesia no tiene ninguna pretensión de hegemonía, ni de invasión, ni de nada y de cosas que se han dicho hasta ridículas. Sino sencillamente de expresar su fe, su culto que es por definición algo público, y de poder ser un actor más en una sociedad plural”.
»La Iglesia está en´la primera línea de fuego´, en los barrios más vulnerables».
Al respecto de la violencia delictiva en barrios marginales de Montevideo, donde la población es víctima de ese flagelo, y en algunos casos se evidencia la falta del Estado, el cardenal Sturla reflexionó: “la Iglesia está en todos los barrios, realizando una Misión, haciendo visitas a las casas, que se repite en tantos sectores de la capital. Y, lo importante es que nos demos cuenta que en todos los barrios de Montevideo, aún en los más vulnerables la inmensa mayoría de la gente es buena, trabajadora y que quiere salir adelante, de manera que hay que apoyar. El gran apoyo, que la Iglesia puede dar es en la educación, donde la Iglesia está en la primera línea de fuego. No es cuenten con nosotros, ¡nosotros ya estamos allí!”
Decreciente participación de los niños en la catequesis
“Con respecto a la catequesis hemos constatado una realidad que, de algún modo ya conocíamos: la disminución del número de niños en la catequesis, que está unido a que muchos padres no mandan a sus hijos, a pesar de ellos sí haber asistido a las clases; ellos han tenido un recuerdo hermoso, positivo de esa formación. En parte esto, se debe a que ha cambiado el modo de crianza de sus hijos, pues ‘hoy el nene decide’, lo cual hace que esa asistencia quede sujeta a variables. Lo otro: esos padres han tenido ciertas decepciones con la Iglesia, que muchos de ellos han vivido. Decepciones éstas que son alimentadas desde fuera. Dicho de otro modo, el contexto laicista –en el sentido jacobino- contribuye a la decisión de los padres, aplaude y refuerza a que no manden sus hijos a catequesis. Para hacer frente a esta problemática estamos planificando varias alternativas”.