La Intendencia procura hacer más amigable a la Plaza Independencia
Por Elio García /
Cuatro columnas de un porte importante fueron colocadas dentro de los canteros que limitan el espacio central de la Plaza Independencia.
El paseo más céntrico de la ciudad, que es utilizado masivamente por carmelitanos y visitantes demostró desde que se reformuló problemas de iluminación y diseño.
En ese sentido la Intendencia de Colonia pretende solucionar uno de los problemas: dotar de una mejor calidad lumínica a través de nuevos focos adaptados a columnas especiales que se alejan estéticamente del diseño original de aquellas que hoy se encuentran, pero que daría respuesta a darle más claridad en la noche.
¿Qué hacer con la fuente?
El otro problema a solucionar sería resolver la fuente de la Plaza Independencia. Es una obra que ha tenido problemas de funcionamiento y que ha permanecido -desde su creación- períodos largos sin andar, como lo esta hoy: vacía.
La fuente tiene problemas de diseño. No dialoga con el entorno, sino todo lo contrario, compite. Como que no representa algo, sino que obstaculiza ese espacio urbano.
Y lo hace principalmente a través de su altura. Si nos ubicamos junto al mástil y miramos hacia el sur le quita visibilidad al Templo. En cambio, si nos ubicamos en el Templo hacia la plaza, compite visualmente con el elemento más simbólico: la Araucaria.
Anteriormente -en su diseño original- había sido resuelta con una fuente que trazaba un espacio importante, en un espejo de agua rectangular que unía esos dos elementos: Araucaria y Templo. Hoy visualmente los separa.
Y no es una visión caprichosa, en el mes de marzo de este año la publicación internacional «Panorama» que se distribuye en diversos circuitos aéreos de la región publicó una nota (en español e inglés) por Gloria Algorta de varias páginas sobre Carmelo y el escritor Carlos María Dominguez. En determinada parte de la misma hace referencia a la fuente de la Plaza Independencia y dice «ese día almorcé en un restaurante junto a la plaza principal de Carmelo, donde descubrí una fuente que me pareció el súmmum del kitsch.»
Son miradas, que nadie se enoje por favor, cada uno de nosotros debe tener su propia idea de ese lugar. Porque de eso se trata la ciudad, para quererla, buena cosa es apropiarse de las construcciones públicas e intentar comprenderlas. Ponerlas en crisis para mejorarlas o dejarlas así, inmutables a través de los tiempos.