“Fallecieron 100 niños menos en 2017”, informó el ministro de Salud, Jorge Basso, al destacar que la mortalidad infantil de Uruguay bajó de 7,9 por cada 1.000 nacidos vivos en 2016 a 6,6 en 2017. Enfatizó que “es el indicador más bajo de la historia del país, lo cual demuestra el resultado positivo de las políticas sociales y las mejoras del sistema sanitario”. También dijo que bajó la cantidad de embarazos adolescentes.
La caída de la mortalidad infantil no se logró por interrupción terapéutica ni voluntaria de embarazos, puntualizó Basso en conferencia de prensa, tras el Consejo de Ministros realizado este lunes 26 en Torre Ejecutiva.
El ministro de Salud Pública destacó que, de este modo, “continúa a la baja la tendencia de la mortalidad infantil en Uruguay”. Al respecto repasó que en 2016 ese indicador fue de 7,9 cada 1.000 nacidos vivos y que en 2017 cayó a 6,6.
Valoró en forma positiva que esos indicadores bajaran tanto en la franja neonatal como en la posneonatal.
Basso explicó que el primero de ese tipo de fallecimientos se produce antes de los 28 días de nacido el niño y está “fuertemente vinculado a la planificación, control y seguimiento del embarazo, diagnóstico precoz de patologías, problemas congénitos o vinculados a la prematurez”, mientras que el posneonatal ocurre entre el mes y el año de vida del niño, y aquí es muy importante el impacto de las políticas socioeconómicas”.
También resaltó que “el embarazo adolescente continuó disminuyendo”, acción que es el principal objetivo sanitario de este período de Gobierno (2015-2020), “porque Uruguay tenía guarismos muy altos, y en los dos últimos años se logró una disminución gracias a las políticas de salud sexual y reproductiva con métodos anticonceptivos”.